miércoles, 30 de marzo de 2016

Kit de supervivencia

Hoy me he dado cuenta de que podría sobrevivir en la jungla únicamente llevando conmigo mi neceser. Mi neceser va conmigo siempre, lo tengo a mano las veinticuatro horas del día y la verdad es que se me hace ahora mismo imprescindible. En mi neceser llevo de todo. Llevo una navaja multiusos, con alicates incluso; un cargador de móvil; llevo un llavero que es linterna y tiene dos destornilladores; llevo estuche y líquido para las lentillas (la coquetería también es imprescindible); gafas, por si acaso y por supuesto; toallitas húmedas (la limpieza va unida a la coquetería); cuchilla y espuma de afeitar (además de porque pincho al besar a mi mujer, me pica la barba y es molesto estarse rascando todo el día); limas de uñas; cortauñas; colonia (barata pero colonia); pinzas; un cepillo de dientes; hilo dental; pasta de dientes; y me falta el jabón de viaje que siempre se me olvida coger. Y no es muy grande mi neceser, eso sí, pesa lo suyo. Entre eso y el litro y medio de agua voy más cargado que un marine estadounidense infiltrado en la selva enemiga. Y sí, todo esto para mí es imprescindible. La limpieza y el cuidado deben estar presente en la vida de todos, de los hombres también. Y más si tienes una mujer tan guapa y extrovertida a tu lado como la mía, codiciada por media ciudad. Si no eres limpio viviendo con una estupenda mujer que te quiere, es que eres un cerdo, por dentro y por fuera. Por dentro porque los demás, los que te rodean y sufren tus olores, te importan una mierda si no les haces sentirse a gusto con tu compañía. Por fuera, lógico. Oler a sudor y tener el cabello grasoso es la peor imagen que puede dar un ser de sí mismo a otro. Se permite oler a sudado un día, pero no más, y menos si son seguidos. Si no te cuidas tú, ¿tú crees que la otra persona pensará que la vas a cuidar? ¿Tú vivirías con una pareja que sabes que no te va a cuidar? Yo creo que no. Dar buena imagen e intentar no ser gente tóxica es de agradecer. Porque esa es otra, tus problemas debes solucionarlos tú y con quien sea, y no lanzarlos a los cuatro vientos esperando que por arte de magia desaparezcan. Si desmoralizas al personal, si lo deprimes, no querrán hablar contigo. Te conviertes en un mote y en un pesado con el que la gente lamenta su suerte tu compañía. Ahí viene el "grasoso", eres el "¡este no, joder!", eres el "colonias", el protagonista de un pésimo rumor. Los sucios, los deprimentes, siempre están en boca de otros como ellos. Ser limpio sólo cuesta llevar dos kilos a la espalda o colgando del hombro. De viaje sólo me llevaría ropa y mi neceser. No quiero ser catalogado como un hombre dejado y deprimente. Y creo que si todos llevásemos un neceser con nosotros el mundo nos sería un poco más agradable. Hasta puedes ser una de esas personas que digan otros:
-Ayer hablé con Menganito.
-¿Quién?
-¡Sí hombre, ese que huele tan bien siempre!
-¡Ah, sí! ¡Ese!
Ese puedes ser tú, o también se te puede conocer por el que huele mal. Tú decides.
Me alegro de tener mi neceser conmigo y cuidarme a cada momento. Me siento limpio y seguro de mí mismo. Me gusto yo y le gusto a mi mujer, con eso me basta, pero mejor tener un buen apodo que un mote descalificativo. No soy quién para decirle a los otros lo que deben hacer. Yo sé cómo debo actuar yo. Allá cada cual. Pero sí sé que ser un dejado no da buena imagen y le hace a uno más mal que bien. Cuídense. Porque un león que está todo el día lamiéndose las pelotas es  un león limpio de cojones.

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