miércoles, 7 de septiembre de 2016

España, ¿europea o africana?

Ayer, viendo en televisión un programa dedicado al robo de aceitunas en los campos andaluces, se me planteó una cuestión: ¿España es europea o africana? El libro de Daron Acemoglu y James Robinson titulado "Por qué fracasan los países" me dio la respuesta. Mucho deben cambiar las cosas para que no nos convirtamos en un país del norte de África. Les explicaré por qué.
Tomemos como ejemplo Zimbabue. Zimbabue es un país del sudeste africano que cuenta con trece millones de habitantes y una renta per cápita de unos 400 euros al año aproximadamente. Está gobernada por un exmilitar heroico llamado Robert Mugabe, un dictador a lo Franco. Su patrimonio se estima en 10 millones de dólares y a base de purgas étnicas, asesinatos de opositores y elecciones amañadas lleva en el poder treinta años. Su historia, y la historia de su país nos es tristemente familiar, por lo vivido con Franco y más actualmente con sus discípulos políticos del PP.
Zimbabue era colonia británica cuando militares patriotas, hartos de sufrir las vejaciones inglesas (altos impuestos, esclavitud, etc.) decidieron tomar las armas e independizarse de Inglaterra en 1965. Los ingleses, diezmados militarmente por la II Guerra Mundial, dieron la independencia a Zimbabue con la condición de que se celebrasen elecciones cada cuatro años. A pesar de ser pocos (un 1% de la población), los blancos ingleses eran los dueños del 70% de las tierras cultivables del país y de la mayoría de sus minas y por tanto dueños del país. En 1980 Mugabe ganó las elecciones escudándose en la represión de los blancos ricos a los pobres negros, prometiéndoles tierras y prosperidad económica. Su primer decreto fue expropiar las tierras de los blancos para dárselas a trabajar a los negros. El caso fue que las tierras cambiaron de dueño pero nada más. Mugabe siguió con la misma política laboral que sus antecesores y si te quejabas ibas al paredón, ya fueses agricultor o político. Muchas obligaciones pero ningún derecho. Pero ese no fue el mayor de los problemas. El problema de Zimbabue, como el de muchos otros países pobres, es que el presidente Mugabe no invirtió en tecnología ni infraestructuras para que ningún empresario pudiese hacerle sombra. Mugabe no hizo carreteras ni vías de tren para no favorecer el desplazamiento y concentración de opositores armados. No hay prensa libre, ni máquinas para extraer minerales, ni exportaciones. El poder es corrupto y avaricioso. Todo el dinero va a Mugabe y su séquito para enriquecerse y el pueblo se cansó de trabajar para ellos.  Mugabe hizo lo mismo que aquellos a los que criticaba, enriquecerse a costa de los demás. Los agricultores dejaron de trabajar sus campos por miedo a la expropiación de sus tierras y a los inexistentes salarios. Los habitantes de Zimbabue tienen tierras que labrar, minerales que extraer, mucho tabaco que cultivar, pero no lo hacen porque a nadie le gusta ir al trabajo "pa ná".
Este ejemplo de un país como Zimbabue podemos trasladarlo a España, verán cómo.
En Andalucía los agricultores de aceitunas son víctimas de robos diariamente. Ciudadanos rumanos se dedican a robar impunemente aceitunas para venderlas en el mercado negro. El castigo es una multa no superior a mil euros y su sueldo es de seis mil euros al mes. Aquí en Europa, en España, la falta de leyes duras contra hurtos, venta ilegal, inmigración desleal, vagos, vividores, extorsionistas, avariciosos, ladrones con traje y corbata, etc., está provocando que nos volvamos zimbabuenses y pensemos eso de "ir pa ná es tontería". El agricultor dejará de trabajar sus tierras, el policía dejará de patrullar las calles, los jueces se jubilarán a los cuarenta para dedicarse a dar clases en Massachusets. No habrá comida, ni policía ni ley que cumplir, únicamente supervivencia pura y dura. Eso sí Rajoy-Mugabe y su séquito volarán en avión privado, veranearán en las Seychelles y comerán caviar iraní a nuestra costa. Hace tiempo que dejamos de ser suecos, alemanes, franceses, ingleses...., europeos en general. Hace tiempo que dejamos de acatar las leyes, de invertir en infraestructuras, de pagar bien a buenos científicos, de cobrar un buen salario y, sobretodo, a recibir una buena educación. Bienvenidos al Tercer Mundo.

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