viernes, 25 de noviembre de 2022

Las mujeres que aman demasiado de Robin Norwood

 A raíz del trastorno de personalidad por dependencia, deseo explicar las causas, consecuencias y la posible solución a lo que la terapeuta Robin Norwood llama el síndrome de las mujeres que aman demasiado, explicado en su libro de idéntico título. Al leerlo me pareció muy interesante el tema y descubrí que algunas personas de mi entorno han amado y siguen amando demasiado, por lo que decidí resumirlo para darlo a conocer. Con este resumen intento introducir al lector en el mundo psicológico de aquellas personas que se obsesionan con complacer a los demás a costa de su propio bienestar. Quiero advertir que aunque Norwood sólo mencione al género femenino, sinceramente creo que hay también hombres que aman demasiado, aunque sean pocos, y por ello intentaré suplir mujeres por personas. Para no alargar el artículo los sufijos personales los pondré sólo en femenino, ya que personas es femenino. Por tanto, aquí empieza el artículo de personas que aman demasiado. 


¿Qué significa amar demasiado?

Norwood nos responde esta pregunta con el siguiente párrafo introductorio:

  • Cuando estar enamorada significa sufrir, estamos amando demasiado. 

  • Cuando la mayoría de nuestras conversaciones con amigas íntimas son acerca de él, de sus problemas, sus ideas, sus sentimientos, y cuando casi todas nuestras frases comienzan con "él...", estamos amando demasiado. 

  • Cuando disculpamos su mal humor, su mal carácter, su indiferencia o sus desaires como problemas debidos a una niñez infeliz y tratamos de convertirnos en su terapeuta, estamos amando demasiado. 

  • Cuando leemos un libro de autoayuda y subrayamos todos los pasajes que lo ayudarían a él, estamos amando demasiado. 

  • Cuando no nos gustan muchas de sus conductas, valores y características básicas, pero las soportamos con la idea de que, si tan sólo fuéramos lo suficientemente atractivas y cariñosas, él querría cambiar por nosotras, estamos amando demasiado. 

  • Cuando nuestra relación perjudica nuestro bienestar emocional e incluso, quizá, nuestra salud e integridad físicas, sin duda estamos amando demasiado.


Muchas personas son o han sido "adictas a las parejas" y, al igual que cualquier otro adicto, esas personas necesitan admitir la seriedad del problema antes de poder empezar a curarse. Como vulgarmente se dice: el primer paso para curarse es reconocer que se tiene una enfermedad. Para reconocer el problema es posible que usted se haya visto obsesionado u obsesionada por una pareja y haya reconocido que esa obsesión es debida al miedo y no al amor. Son personas con miedo a estar solas, miedo a no ser dignas o a no inspirar cariño, miedo a ser ignoradas, abandonadas o destruidas. Damos nuestro amor con la desesperada ilusión de que la pareja por quien estamos obsesionados se ocupe de nuestros miedos. En cambio, los miedos —y la obsesión— se profundizan hasta que el hecho de dar amor para recibirlo se convierte en la fuerza que impulsa su vida. Y como su estrategia no da resultado, aman más aún. Aman demasiado.

Norwood aclara que algunos hombres practican también esta obsesión con las relaciones con tanto fervor como podría hacerlo una mujer, y sus sentimientos y conductas provienen de la misma dinámica y las mismas experiencias infantiles. Sin embargo, la mayoría de los hombres que han sido dañados en la niñez no desarrollan una adicción a las relaciones. Debido a una interacción de factores biológicos y culturales, por lo general tienden a obsesionarse por el trabajo, los deportes o los hobbies, mientras que la mujer, debido a las fuerzas biológicas y culturales que la afectan, tiende a obsesionarse con una relación, a menudo con un hombre dañado y distante. Además, los hombres obsesionados, dada su naturaleza, suelen asesinar a sus parejas y por tanto sustituyen el adjetivo obsesionado por asesino, poniendo en grave peligro su futura sanación. 

Es muy fácil no querer darse cuenta de la enfermedad, ya que el enfermo la niega porque le resulta demasiado doloroso o amenazador para aceptarlo. La negación es un medio natural de autoprotección, que obra en forma automática y espontánea. Los adictos a las drogas no suelen reconocer que están enganchados y por ello suelen presumir siempre de que pueden dejar su adicción cuando quieran. Creen que su problema "no es tan grave", aun cuando se compadecen de la situación de otras personas que, en su opinión, tienen "verdaderos" problemas. Así pues, el que no desea curarse, siempre negará su enfermedad. 

Amar demasiado significa obsesionarse por una pareja y llamar a esa obsesión "amor", permitiendo que esta obsesión controle sus emociones y gran parte de su conducta. La persona que ama demasiado se echa la culpa a ella misma si una relación no funciona, y se obsesiona para hacer que todo funcione porque no quiere fracasar nuevamente. Y esa obsesión es la que provoca la ruptura. Por ejemplo, una persona que llama a todas horas a su amante porque él no le llama está acelerando la ruptura. 

Las personas que aman demasiado suelen buscar parejas con problemas (alcohol, drogas, etc,) para que las necesiten, para que no las dejen y así no ser unas fracasadas. No serán felices, pero tampoco unas fracasadas. Pero la causa de esta errónea elección siempre empieza en la infancia, en el seno de una familia disfuncional. 


La familia disfuncional 

Una familia disfuncional es aquella en que sus miembros juegan roles rígidos y en la cual la comunicación está severamente restringida a las declaraciones que se adecuan a esos roles. Por ejemplo, el padre tiene un rol de adicto al trabajo (nunca está en casa) o es alcohólico. La madre tiene el rol de víctima dedicada a su hogar e ignorada. Y los hijos pueden escoger el rol rebelde o el de ciego, sordo y mudo. Nadie es como es realmente, todos hacen un papel. Los miembros de la familia no tienen libertad para expresar todo un espectro de experiencias, deseos, necesidades y sentimientos, sino que deben limitarse a jugar el papel que se adapte al de los demás miembros de la familia. En las familias funcionales o normales (si las hay) también hay roles, pero a medida que cambian las circunstancias, sus miembros también deben cambiar y adaptarse para que la familia siga siendo saludable. De esa manera, la clase de atención materna que necesita un bebé de un año será sumamente inadecuada para un adolescente de trece años, y el rol materno debe alterarse para acomodarse a la nueva realidad. En las familias disfuncionales, los aspectos principales de la realidad se niegan, y los roles permanecen rígidos, así aunque el niño tenga trece años, seguirá siendo tratado como un bebé por su madre que ama demasiado. Y cómo la familia niega la realidad, sus miembros también comienzan a negarla. Al negar la realidad, los integrantes de la familia disfuncional aprenden que, por ejemplo, el maltrato del padre hacia la madre es algo normal y por lo tanto los hijos será muy posible que repitan esta actitud con sus parejas. En el lado contrario, la madre que aguanta palizas e insultos enseña a su hija a que es eso lo que debe hacer una buena esposa. Los hijos repiten los patrones de los padres, nos guste o no, porque los padres son sus referentes socializadores. 


El disfuncional 

Las situaciones y la gente que otros evitarían por ser peligrosas, incómodas o perjudiciales no repelen a los disfuncionales, porque no tienen manera de evaluarlas en forma realista o autoprotectora. La razón es una baja autoestima que implica que la persona que ama demasiado haga cualquier cosa para complacer a su pareja, incluso aguantar golpes. Se echan la culpa de la manera de ser de sus parejas y se esfuerzan heroicamente para apuntalar la relación y obtener una mínima muestra de cariño, porque mientras la culpa sea suya y no de la pareja hay esperanza de que cambie todo. Por esto mismo, cuando el maltratador vuelve a casa pidiendo perdón y diciendo que cambiará, las personas que aman demasiado las perdonan sin pestañear. Han obtenido una victoria pírrica y su ego se ha alzado unos milímetros del suelo. Hay esperanza. 

Mientras esto no sucede, dedican sus energías a cambiar la conducta o los sentimientos de la otra persona hacia ellas mediante manipulaciones desesperadas, tales como costosos viajes para verlos, regalos que económicamente no se pueden permitir y un largo etcétera. Intentan convertir al otro en la pareja que ellas necesitan que sea porque la otra alternativa es reconocerlo y aceptarlo tal como es: una pareja a quien no le importan sus sentimientos ni la relación. Admitir eso sería admitir que tiene una familia disfuncional, como la suya cuando era una niña, y por lo tanto eso significa fracaso. Su obsesión es ser mejores que sus progenitores, no parecerse en nada a ellos, actitud que paradójicamente les acerca más que les separa psíquicamente de sus padres. Una persona hambrienta compra la primera comida que ve, sin comparar precios, sin mirar la fecha de caducidad, compra a lo loco. Una persona que ama demasiado es igual en el amor, en su obsesión por ser distinta a su progenitor referente, por querer ser amada a toda costa, escoge igual de mal que el hambriento. Una paciente de Norwood dice: "Me esforzaba mucho. Quiero decir, realmente lo amaba y estaba decidida a lograr que él también me amara. Yo sería la esposa perfecta. Cocinaba y limpiaba como loca, y al mismo tiempo trataba de ir a las clases. Gran parte del tiempo él no trabajaba". Esta paciente no tuvo jamás el amor de su padre, que pasaba mucho tiempo fuera de casa y lo poco que estaba en casa era autoritario, frío y distante con su familia. En cierto modo, era el único hombre de su vida, porque en cada relación con otro hombre por quien se sentía atraída, en realidad se relacionaba con su padre, esforzándose aún por ganar el amor de aquel hombre que no podía darlo debido a sus propios problemas. Cuando las experiencias de la niñez son particularmente dolorosas, a menudo las personas que aman demasiado se ven obligadas inconscientemente a recrear situaciones similares durante toda la vida, en un impulso de obtener el control sobre ellas.


Características de las personas que aman demasiado 

  • Primera característica. Normalmente la persona que ama demasiado proviene de un hogar disfuncional que no satisfizo sus necesidades emocionales. Por ejemplo: Los padres están peleando. La hija tiene miedo. La hija pregunta a la madre: "¿Por qué estás enojada con papá?" La madre responde: "No estoy enojada", pero se ve furiosa y perturbada. Ahora la hija se siente confundida, más temerosa, y dice: "Yo te oí gritar." La madre responde, enfadada: "¡Te dije que no estoy enojada, pero lo estaré si insistes!" En ese momento la hija siente miedo, confusión, enojo y culpa. Su madre le hace ver que sus percepciones son incorrectas, pero si eso es verdad, ¿de dónde provienen esos sentimientos de miedo? Ahora la niña debe elegir entre saber que ella tiene razón y que su madre le ha mentido deliberadamente, o pensar que se equivoca en lo que oye, ve y siente. Recordar que para los hijos, sus padres son dioses infalibles que todo lo saben. La hija se conforma con la confusión y deja de expresar sus percepciones para no tener que experimentar la aflicción que invaliden esas percepciones. Eso deteriora la capacidad de la niña de confiar en sí misma y en sus percepciones, tanto en la niñez como en la edad adulta, especialmente en las relaciones cercanas. Las peleas en casa provocan también que los padres no tengan tiempo para atender las necesidades emocionales de sus hijos. En este caso, la falta de cariño hace que la niña sienta hambre de amor y, al mismo tiempo, no sepa cómo confiarlo o aceptarlo. Y se siente inmerecedora del amor paterno. 

Los hogares disfuncionales son aquellos en que se dan uno o más de los rasgos siguientes: 

  1. Abuso de alcohol y/u otras drogas (prescritas o ilegales). 

  2. Conducta compulsiva (por ejemplo, comer compulsivamente, trabajar, limpiar, jugar, gastar, hacer dieta, hacer gimnasia, etc.) 

  3. Maltrato del cónyuge y/o de los hijos. 

  4. Conducta sexual inapropiada por parte de uno de los progenitores para con un hijo o hija, desde seducción hasta incesto. 

  5. Discusiones y tensión constante. 

  6. Lapsus prolongados en que los padres se rehúsan a hablarse. 

  7. Padres que tienen actitudes o principios opuestos o que exhiben conductas contradictorias que compiten por la lealtad de los hijos. 

  8. Padres que compiten entre sí o con sus hijos. 

  9. Uno de los progenitores no puede relacionarse con los demás miembros de la familia y por eso los evita activamente, al tiempo que los culpa por esa evitación. 

  10. Rigidez extrema con respecto al dinero, la religión, el trabajo, el uso del tiempo, las demostraciones de afecto, el sexo, la televisión, el trabajo de la casa, los deportes, la política, etc. Una obsesión por alguno de esos temas puede impedir el contacto y la intimidad, porque el énfasis no se coloca en relacionarse sino en acatar las reglas.

  • Segunda característica. Habiendo recibido poco afecto, la persona que ama demasiado trata de compensar indirectamente esa necesidad insatisfecha proporcionando afecto, especialmente a hombres que parecen, de alguna manera, necesitados de amor. Las personas que provienen de hogares disfuncionales (y especialmente las que provienen de hogares alcohólicos) se encuentran en enorme cantidad en las profesiones asistenciales, trabajando como enfermeras, consejeras, terapeutas y asistentes sociales. Se ven atraídas hacia los necesitados; se identifican con compasión con su dolor y tratan de aliviarlos para poder disminuir el suyo propio. El hecho de que los hombres que más les atraigan sean aquellos que parecen necesitados tiene sentido si entendemos que la raíz de esa atracción es su propio deseo de ser amadas.

  • Tercera característica. Debido a que una persona que ama demasiado nunca pudo convertir a su progenitor o progenitores en los seres atentos y cariñosos que ansiaba, reacciona profundamente ante la clase de parejas emocionalmente inaccesibles a quienes puede volver a intentar cambiar, por medio de su amor. Les atraen sobretodo los hombres que reproducen la lucha que soportaron con sus padres, cuando trataban de ser lo suficientemente buenas, cariñosas, dignas, útiles e inteligentes para ganar el amor, la atención y la aprobación de aquellos que no podían darles lo que necesitaban, debido a sus propios problemas y preocupaciones.

  • Cuarta característica. Como les aterra que les abandonen, hacen cualquier cosa para evitar que una relación se disuelva. Para las personas que aman demasiado, abandono es una palabra muy fuerte. Implica ser dejadas, posiblemente para morir, porque quizá no puedan sobrevivir solas. Hay abandono literal y abandono emocional. Han experimentado por lo menos un profundo abandono emocional, con todo el terror y el vacío que eso implica. Como adultas, el hecho de ser abandonadas por una pareja que representa en tantos aspectos a aquellas personas que las abandonaron primero hace aflorar una vez más todo ese terror. Harían cualquier cosa por evitar sentir eso otra vez. Esto nos lleva a la siguiente característica.

  • Quinta característica. Casi ninguna cosa es demasiado problemática, tarda demasiado tiempo o es demasiado costosa si "ayuda" a la pareja con quien está involucrada. La teoría que subyace a toda esa ayuda es que, sí da resultado, la pareja se convertirá en todo lo que la persona que ama demasiado necesita que sea, lo cual significa que ésta ganará esa lucha para obtener lo que ha deseado durante tanto tiempo. Los esfuerzos por la pareja incluyen:

    1. Comprarle ropa para mejorar la imagen que tiene de sí mismo. 

    2. Encontrarle un terapeuta y rogarle que vaya a verlo.

    3. Financiarle hobbies costosos para ayudarlo a aprovechar mejor su tiempo. 

    4. Soportar perturbadoras reubicaciones geográficas porque "él no es feliz aquí". 

    5. Darle la mitad o el total de las propiedades y posesiones para que no se sienta inferior a ella. 

    6. Proporcionarle un lugar donde vivir para que se sienta segura. 

    7. Permitir que abuse de ella emocionalmente porque "antes nunca le dejaron expresar sus sentimientos". 

    8. Encontrarle empleo.

  • Sexta característica. Acostumbrada a la falta de amor en las relaciones personales, la persona que ama demasiado está dispuesta a esperar, conservar esperanzas y esforzarse más para complacer. Si otra persona con antecedentes familiares distintos se encontrara en sus circunstancias, sería capaz de decir: "Esto es horrible. No seguiré haciéndolo más." Pero las personas que aman demasiado suponen que, si no da resultado y no son felices, hay algo que no han hecho bien. Ven cada matiz de conducta como algo que quizás indique que su pareja finalmente está cambiando. Viven con la esperanza de que mañana será diferente. Esperar que su pareja cambie en realidad es más cómodo que cambiar ella y su propia vida.

  • Séptima característica. La persona que ama demasiado está dispuesta a aceptar mucho más del cincuenta por ciento de la responsabilidad, la culpa y los reproches en cualquier relación. Cree que depende de ella hacer que sus relaciones funcionen bien, y a menudo forma equipo con parejas irresponsables que le culpan y contribuyen a su sensación de que todo realmente depende de ella. Las personas que aman demasiado son expertas en llevar esa carga.

  • Octava característica. Su amor propio es críticamente bajo, y en el fondo no cree merecer la felicidad. En cambio, cree que debe ganarse el derecho de disfrutar la vida. Si sus padres no las encuentran dignas de su amor y atención, ¿cómo pueden creer que realmente son buenas personas? Muy pocas personas que aman demasiado tienen la convicción, en el centro de su ser, de que merecen amar y ser amadas simplemente porque existen. En cambio, creen que albergan terribles defectos y que deben hacer buenas obras para compensarlos. Viven sintiéndose culpables por tener esas deficiencias y temerosas de que las descubran. Se esfuerzan mucho en tratar de parecer buenas, porque no creen serlo.  

  • Novena característica. La persona que ama demasiado necesita con desesperación controlar a sus parejas y sus relaciones, debido a la poca seguridad que experimentó en la niñez. Disimula sus esfuerzos por controlar a la gente y las situaciones bajo la apariencia de "ser útil". Al vivir en cualquiera de los tipos más caóticos de familia disfuncional, como una familia alcohólica, violenta o incestuosa, es inevitable que una niña sienta pánico por la falta de control de la familia. No puede contar con las personas de las que depende porque están demasiado enfermas para protegerla. De hecho, a menudo esa familia constituye una fuente de amenazas y daño más que la fuente de seguridad y protección que ella necesita. Debido a que esa clase de experiencia es tan abrumadora, tan devastadora, aquellas personas que han sufrido de esa forma buscan cambiar posiciones, por así decirlo. Al ser fuertes y útiles para los demás se protegen del pánico que surge al estar a merced de otro. Necesitan estar con gente a quien puedan ayudar, a fin de sentirse seguras y bajo control. 

  • Décima característica. En una relación, la persona que ama demasiado está mucho más en contacto con su sueño de cómo podría ser esa relación que con la realidad de la situación. Cuando aman demasiado viven en un mundo de fantasía, donde el hombre con quien son tan infelices se transforma en lo que estan seguras de que puede llegar a ser, y en lo que se convertirá con su ayuda. Dado que no saben cómo es ser feliz en una relación y tienen muy poca experiencia en el hecho de que alguien a quien quieren satisfaga sus necesidades emocionales, ese mundo de ensueño es lo más que se atreven acercarse a tener lo que quieren. Si ya tuvieran a una pareja que fuera todo lo que quisieran, ¿para qué las necesitaría? Y todo ese talento (y compulsión) por ayudar no tendría dónde operar. Una parte importante de su identidad estaría desempleada. Por eso eligen una pareja que no es la que quieren y siguen soñando.   

  • Onceava característica. La persona que ama demasiado es adicta a las parejas y al dolor emocional. Según las palabras de Stanton Peele, autor de Amor y adicción: "Una experiencia adictiva es aquella que absorbe la conciencia de una persona y, al igual que los analgésicos, alivia su sensación de ansiedad y dolor. Quizá no haya nada tan bueno para absorber nuestra conciencia como una relación amorosa de cierta clase. Una relación adictiva se caracteriza por un deseo de tener la presencia tranquilizadora de otra persona... El segundo criterio es que disminuye la capacidad de una persona para prestar atención a otros aspectos de su vida y para ocuparse de los mismos." La persona que ama demasiado usa su obsesión con las parejas que aman para evitar su dolor, vacío, miedo y furia. No tener una pareja en quien concentrarse es como suspender el consumo de una droga, a menudo con muchos de los mismos síntomas físicos y emocionales que acompañan la verdadera suspensión de una droga: náuseas, sudor, escalofríos, temblor, ansiedad, una forma obsesiva de pensar, depresión, imposibilidad de dormir, pánico y ataques de angustia. En un esfuerzo por aliviar esos síntomas, vuelven a su última pareja o buscan una nueva con desesperación. Recaen en su adicción. 

  • Doceava característica. Es probable que la persona que ama demasiado esté predispuesta emocionalmente y, a menudo, bioquímicamente, para volverse adicta a las drogas, al alcohol y/o a ciertas comidas, en particular los dulces. Esto se aplica especialmente a muchas mujeres que aman demasiado que son hijas de adictos a cierta sustancia. Todas las personas que aman demasiado cargan con la acumulación emocional de experiencias que podrían llevarlas a abusar de sustancias que alteran la mente a fin de escapar de sus sentimientos. Los hijos de padres adictos tienden a heredar una predisposición genética de desarrollar sus propias adicciones.

  • Treceava característica. Al verse atraída hacia personas que tienen problemas por resolver, o involucrada en situaciones que son caóticas, inciertas y emocionalmente dolorosas, las personas que aman demasiado evitan concentrarse en su responsabilidad para consigo mismas. Si bien son muy buenas para intuir lo que otra persona siente o para descubrir lo que otra persona necesita o debería hacer, no estan en contacto con sus propios sentimientos y son incapaces de tomar decisiones acertadas en aspectos importantes de su vida que son problemáticos para ellas. A menudo no saben en realidad quiénes son, y el hecho de estar enredadas en problemas dramáticos les impide tener que detenerse a averiguarlo.

  • Catorceava característica. Es probable que tenga una tendencia a los episodios depresivos, los cuales trata de prevenir por medio de la excitación que le proporciona una relación inestable. Una paciente de Norwood, que tenía antecedentes de depresión y estaba casada con un alcohólico, comparaba la vida con él a tener un accidente automovilístico todos los días. Los terribles altibajos, las sorpresas, las maniobras, lo imprevisible y la inestabilidad de la relación presentaba en forma acumulativa una conmoción constante y diaria para su sistema. Si usted alguna vez tuvo un accidente automovilístico en el cual no sufrió heridas graves, quizás haya experimentado una sensación de euforia un día o dos después del accidente. Eso se debe a que su cuerpo sufrió una conmoción extrema y de pronto tuvo cantidades inusualmente altas de adrenalina. Esa adrenalina explica la euforia. Si usted es una persona que lucha contra la depresión, inconscientemente buscará situaciones que la mantengan excitada, de forma muy similar al accidente automovilístico (o al matrimonio con un alcohólico), a fin de mantenerse demasiado eufórica para deprimirse. La depresión, el alcoholismo y los desórdenes en la comida están estrechamente relacionados y parecen tener una conexión genética. Por ejemplo, la mayoría de las anoréxicas y muchas pacientes con problemas de depresión tienen por lo menos un progenitor alcohólico. Si usted proviene de una familia alcohólica, tiene el doble de probabilidad de tener problemas de depresión, debido a su pasado y a su herencia genética. Es irónico, pero la excitación de una relación con alguien que padezca esa enfermedad puede ejercer una fuerte atracción en usted.

  • Quinceava característica. No les atraen las parejas que son amables, estables, confiables y que se interesan por ellas. Esas parejas "agradables" les parecen aburridos. 

    1. La pareja inestable resulta excitante

    2. La pareja que no es confiable parece un desafío

    3. La pareja imprevisible, es romántica

    4. La pareja inmadura, es encantadora

    5. La pareja malhumorada, parece misteriosa. 

    6. La pareja furiosa necesita su comprensión

    7. La pareja desdichada necesita su consuelo. 

    8. La pareja inadecuada necesita su aliento, 

    9. Y la pareja fría necesita su calidez. 

Pero no pueden "arreglar" a una pareja que está bien tal como es. Y si es amable y les quiere tampoco pueden sufrir. Lamentablemente, si no pueden amar demasiado a una pareja, por lo general, no pueden amarlo.


¿Cómo puede haber buen sexo en malas relaciones?

Seguro que muchos de ustedes se han hecho esta pregunta alguna vez. Las personas que aman demasiado utilizan varias estrategias para mantener a sus parejas cerca. Una de estas estrategias es el sexo. La persona que ama demasiado se entrega, sexualmente hablando, por completo a su pareja si ella teme que puede perderla. Esto suele ocurrir tras haber discutido, y es una manera de controlar al otro, sobretodo si es hombre. Muchas parejas, tengan una relación sana o no, experimentan un contacto sexual particularmente bueno después de una pelea. Después de un conflicto, hay dos elementos que contribuyen a un acto sexual de intensidad y éxtasis especiales. Uno es la descarga de tensiones. El otro involucra una tremenda inversión, después de una pelea, en hacer que el sexo "funcione", a fin de cimentar el vínculo de la pareja, que se ha visto amenazado por la pelea. El hecho de que la pareja disfrute una experiencia sexual particularmente placentera y satisfactoria en tales circunstancias, quizá parezca ratificar la relación en general. "Mira qué unidos estamos, qué cariñosos podemos ser, qué bien podemos hacemos sentir. Realmente debemos estar juntos". Este puede ser el sentimiento generado. 

Tras una segunda discusión, la persona que ama demasiado concluye que aún no ha dado lo suficiente para mantener a su pareja a su lado, y por tanto su entrega sexual se intensifica. Aún así, es normal que las parejas no se queden con ella, ya que el sexo no suele ser el problema. Pero la persona que ama demasiado no suele darse por vencido fácilmente y puede pasar de la lencería erótica a someterse a las más oscuras perversiones que pueda tener su pareja. Un ejemplo claro de esto es el libro 50 sombras de Grey, donde la protagonista se somete a los sádicos juegos sexuales de su pareja multimillonaria para mantenerlo a su lado. La diferencia es que en la vida real, el hombre suele desaparecer tras un tiempo de relación. 

Una de las pacientes de Norwood comenta que su madre jamás pudo retener en casa a su padre más de dos días seguidos. Culpaba a su madre por ello y se juró que jamás sería la clase de mujer iracunda y exigente que, a sus ojos, era su madre. En cambio, ganaría a su hombre con amor, comprensión, y su total entrega. Por eso, cuando la paciente se hizo mayor, decidió regalar amor (bajo la forma de sexo) a sus parejas. Pero se ofreció a hombres igualmente inaccesibles que su padre. Está paciente leyó libros sobre técnicas sexuales y aplicó con su pareja (un hombre casado) todo lo que aprendía. El éxtasis de él la alentaba a seguir, y para ella no había mejor afrodisíaco que el hecho de poder excitar a aquel hombre y mantenerlo a su lado, evitando así ser una fracasada, como su madre. Además, el tiempo que pasaba su amante con ella, y no con su familia, era un triunfo para ella. La obsesión de mantener a su lado a su amante provocó que se quedara sin amigos y disminuyera su rendimiento laboral, pero no le importaba, ya que sentía la excitación de la victoria en cada encuentro con él. 

Las personas que aman demasiado sólo se sienten cómodas al relacionarse de maneras con las que están familiarizadas, y un amante le proporcionaba a esta paciente tanto la distancia como la falta de compromiso de su pareja, que conocía tan bien por la relación de sus padres con ella. Están acostumbradas a los rasgos y conductas negativas, ya que las hacen sentirse cómodas y seguras en dichas situaciones. La mayoría de las interacciones sexuales con una pareja están motivadas por "¿Cómo puedo hacer que me ame (o necesite) más?" Su impulso de entregarse sexualmente a otros a quienes percibe como necesitados puede dar como resultado una conducta que la persona que ama demasiado considera promiscua, pero ésta apunta principalmente a la gratificación de otra persona, en lugar de a ella misma. El sexo es una de las herramientas que usa para manipular o cambiar a su pareja. A menudo las luchas de poder de la manipulación mutua le parecen muy excitantes. Se comporta de forma seductora para conseguir lo que quiere y se siente estupendamente cuando da resultado, y muy mal cuando no es así. El hecho de no obtener lo que quiere por lo general la lleva a esforzarse más. Confunde angustia, miedo y dolor con amor y excitación sexual. A la sensación de tener un nudo en el estómago la llama "amor". Se excita a partir de la excitación de él. No sabe sentirse bien por sí misma; de hecho, se siente amenazada por sus propios sentimientos. No le atraen sexualmente los hombres con quienes no lucha. Los llama "aburridos". A menudo forma equipo con un hombre de menor experiencia sexual, para poder sentir que controla la relación. 


Eros y ágape 

Los griegos utilizaban palabras distintas, eros y ágape, para distinguir dos maneras completamente diferentes de experimentar lo que llamamos "amor". Eros, claro está, se refiere al amor apasionado, mientras que ágape describe la relación estable y comprometida, libre de pasión, que existe entre dos individuos que se quieren profundamente. Las personas que aman demasiado quieren los dos sentimientos en una misma relación. Eros es el amor obsesionado, celoso, tóxico. Ágape es el amor verdadero, altruista, en el que la felicidad de tu pareja es también tu felicidad. Si desean saber más sobre el amor les recomiendo el libro El arte de amar, de Erich Fromm. 

La sociedad en que vivimos y la constante presencia de los medios de comunicación que nos rodean y saturan nuestra conciencia confunden constantemente las dos clases de amor. Nos prometen que una relación apasionada (eros) nos traerá plenitud y satisfacción (ágape). El precio que pagamos por la pasión es el miedo, y el mismo dolor y el mismo miedo que alimentan al amor apasionado también pueden destruirlo. 


Co-alcoholismo

El co—alcohólico es una persona que convive con un alcohólico y por lo tanto también sufre los distintos estados emocionales por los que el adicto al alcohol pasa. Tiene escaso amor propio, necesidad de ser necesitado, un fuerte deseo de cambiar y controlar a los demás, y voluntad de sufrir. Las personas que aman demasiado suelen ser co-alcohólicas, ya que tienen tendencia a unirse a personas adictas por sentir pena por ellos. Y la manera de superar la adicción de un padre es ayudar a su pareja a superar su adicción. Como vimos anteriormente, esa culpa que llevan dentro desde su infancia creen que desaparecerá si ayudan a su pareja a superar esa adicción. Creen que así habrán ganado, aumentará su autoestima y serán mejores que sus progenitores. También ser co-alcohólico es para esas personas que aman demasiado una situación normal. Lo extraño para ellos es no serlo, y lo extraño asusta. Si los padres se relacionaron con sus hijos de forma hostil, crítica, cruel, manipuladora, dictatorial, demasiado dependiente, o de otras formas inadecuadas, eso es lo que les parecerá "correcto" cuando conozcan a alguien que exprese, quizá de manera muy sutil, matices de las mismas actitudes y conductas. Un hombre cruel, indiferente, deshonesto o difícil en otros aspectos se convierte, para las mujeres que aman demasiado, en el equivalente de una droga, y crea así un medio de evitar sus propios sentimientos, de la misma forma que el alcohol y otras sustancias que alteran el estado de ánimo crean en los drogadictos una vía de escape temporal, de la que no se atreven a separarse. No debe olvidarse que la cultura occidental otorga un viso romántico al sufrimiento por amor y a la adicción a una relación. Y nada más lejos de la realidad. 


La necesidad de ser necesitadas

Las personas que aman demasiado aprendieron a edad demasiado temprana a cuidar de todos menos de ellas mismas. Cuando en una familia disfuncional la madre sufre alteraciones emocionales, enfermedades físicas graves o crónicas, alcoholismo o drogadicción (o si está ausente física o emocionalmente por cualquier otro motivo), entonces la hija (por lo general la hija mayor, si hay dos o más) es elegida casi invariablemente para suplir el puesto vacante debido a la enfermedad o la ausencia de la madre. Y ese rol lo arrastran de por vida si no se curan. El ejemplo está en que las personas que aman demasiado normalmente "tienen que casarse" con un hombre al que no aman pero sí las necesita, por lo general para salir de ese infierno al que llaman hogar. Del mismo modo, cuando una mujer afirma que se casó por capricho, o que era demasiado joven para saber lo que hacía, o que no estaba del todo en sus cabales y no podía tomar una decisión responsable, éstas también son excusas que merecen un análisis más profundo de su infancia. En realidad estas mujeres sí eligieron, aunque de forma inconsciente, y a menudo con gran conocimiento sobre su futura pareja aun desde el principio. Negar esto es negar la responsabilidad de sus decisiones y su vida, y tal negación impide la recuperación. Norwood nos comenta el caso de Mary, una paciente suya. Cuando Mary, estudiante de arte, conoció a Roy, misógino, fue como si ella conociera a la síntesis de su padre. Roy era irascible y odiaba a las mujeres. Ganar su amor era para Mary como ganar el de su padre, que también era irascible y destructivo. Cambiarlo por medio de su amor era cambiar a su madre y salvarla. Mary veía a Roy como una víctima de sus malos sentimientos y quería amarlo hasta que se pusiera bien. Además, al igual que todas las mujeres que aman demasiado, ella quería ganar en su lucha con él y con las personas importantes que él simbolizaba para ella: su madre y su padre. Eso hizo que fuera tan difícil acabar con esa relación destructiva e insatisfactoria. Además Roy la necesitaba para cambiar. En su primera conversación estuvieron presentes todos los indicios acerca de quién era él y de su forma de sentir, pero la necesidad de Mary de aceptar el desafío que él representaba era tan grande que, en lugar de verlo como peligrosamente irascible y agresivo, lo percibió como una víctima indefensa que necesitaba comprensión y ayuda.

¿Por qué resulta tan difícil poner fin a estas relaciones, dejar a esa persona que nos está arrastrando por todos los pasos dolorosos de esa danza destructiva? Hay una regla empírica que dice así: cuanto más difícil es poner fin a una relación que es mala para nosotros, más elementos de nuestra lucha infantil contiene. Cuando amamos demasiado, es porque tratamos de vencer los viejos miedos, enojos, frustraciones y dolores de la niñez, y darse por vencido es renunciar a una valiosísima oportunidad de encontrar alivio y de rectificar lo que hemos hecho mal. Esta emocionante posibilidad de rectificar viejos errores, de recuperar el amor perdido y de ganar una aprobación reprimida es lo que, para las mujeres que aman demasiado, constituye la atracción inconsciente que subyace al hecho de enamorarse. Es también por eso que, cuando entran en su vida hombres que se interesan por su bienestar, su felicidad y realización personal, y que presentan la verdadera posibilidad de una relación sana, por lo general no les interesan. Y entran, pero éstos hombres normales no presentan ningún reto para ellas. A los hombres así los dejan de inmediato o los ignoran, o, en el mejor de los casos, les relegan a la categoría de "sólo amigos", porque no despertaron en ellas los latidos intensos del corazón ni el nudo en el estómago que creen que es el amor. Esa clase de hombres compasivos y comprensivos no les pueden ofrecer el drama, el dolor o la tensión que les parecen tan estimulantes y correctos.


Los hombres que eligen a las mujeres que aman demasiado

Un hombre paciente de Norwood cuenta: Mi suegro y yo siempre nos llevamos de maravillas, hasta que él murió. Claro que él también era alcohólico. Y mi madre adoraba a Elaine (mi esposa). Siempre le decía que yo necesitaba alguien como ella para que me cuidara. Durante mucho tiempo Elaine siguió haciendo de pantalla para mí como aquella primera noche. Cuando finalmente buscó ayuda para sí misma y dejó de facilitarme el hecho de seguir bebiendo, le dije que ya no me amaba y me escapé con mi secretaria de veintidós años.

Esta situación es típica de lo que sucede entre un alcohólico y una co—alcohólica al conocerse. Él se mete en problemas y ella, en lugar de ofenderse, busca una manera de ayudarlo, de disimular las cosas y hacer que él y los demás se sientan cómodos. Proporciona una sensación de seguridad, que para él es una atracción poderosa, puesto que su vida se está volviendo inmanejable. En el momento en que la esposa deja de ayudarle para centrarse en ella, el hombre problemático busca otra "tonta" qué le baile el agua. Estos hombres pasan la mayor parte de su vida buscando activamente una sensación de fuerza y seguridad, ya sea huyendo o embarcándose en aventuras peligrosas. A través de esas actividades altamente perturbadoras y generadoras de tensión, buscan evitar su propia desesperación. Se enfrentan con el peligro para evitar sentir dolor y desamparo por haber sido abandonados emocionalmente por sus madres, generalmente. Y muchos acaban en prisión. (Pueden ver la serie de Netflix "I am a Killer' y reconocerán en los presos muchas características de las que habla Norwood en su libro). Las esposas de prisioneros presentan lo que quizá sea el máximo ejemplo de las mujeres que aman demasiado. Tal vez porque son incapaces de tener ningún grado de intimidad con un hombre, eligen vivir con una fantasía, un sueño de lo mucho que amarán y serán amadas algún día, cuando su pareja cambie y esté disponible para ellas. Pero sólo pueden gozar de esa intimidad en la fantasía. Pero cuando el preso logra lo que es casi imposible y comienza a enderezarse y a mantenerse fuera de la cárcel, su mujer que ama demasiado se aleja de él. El hecho de tenerlo presente en su vida exigía un nivel de intimidad amenazador; la hacía sentir mucho más incómoda que su ausencia.

Si la pareja de una persona que ama demasiado tiene un problema de adicción al trabajo, por ejemplo, (algo común en hombres problemáticos) y ella se queja y discute con él por las largas horas que pasa fuera de casa, ¿cuál es el resultado habitual? Pues que el adicto al trabajo llega más tarde a casa para no discutir, y así lo aleja más. La adicción al trabajo es una de las maneras de evitarse a sí mismos que emplean con frecuencia los hombres que provienen de familias disfuncionales, tal como amar demasiado es uno de los principales medios de prevención utilizados por las mujeres provenientes de ese tipo de familias. La tarea de su esposa no es enderezar la vida de su marido sino realzar la propia. Para que la esposa de un adicto al trabajo esté libre para vivir una vida plena, haga lo que haga su esposo, debe llegar a creer que el problema no es suyo, y que no está en su poder ni es su deber ni su derecho cambiarlo. Debe aprender a respetar el derecho que tiene él de ser quien es, aun cuando ella desee que sea distinto. Al hacerlo, ella quedará libre: libre de resentimiento por la inaccesibilidad de él, libre de culpa por no ser capaz de cambiarlo, libre de la carga de tratar incansablemente de cambiar lo que no puede. Con menos resentimiento y culpa es probable que ella empiece a sentir más afecto hacia él por las cualidades que sí aprecia. Cuando una mujer que ama demasiado se da por vencida en su cruzada de cambiar al hombre de su vida, entonces él queda solo para reflexionar en las consecuencias de su propio comportamiento. Como ella ya no está frustrada ni infeliz, sino que cada vez se entusiasma más con la vida, se intensifica el contraste con la existencia de él. Él puede elegir luchar por desembarazarse de su obsesión y llegar a ser más accesible física y emocionalmente. O quizá no. Pero sea lo que fuere lo que él decida hacer, al aceptar al hombre de su vida exactamente como es, una mujer queda en libertad, de una forma o de otra, para vivir su propia vida…,  con felicidad por siempre jamás.

Consejo: un adicto que practica su enfermedad no está buscando a nadie que lo ayude a recuperarse; busca a alguien con quien pueda seguir enfermo, pero a salvo.


La Bella y la Bestia

Este cuento antiguo confirma y acentúa la tendencia cultural de que una mujer puede cambiar a un hombre si lo ama lo suficiente. Esta creencia, tan poderosa, tan generalizada, se infiltra hasta el centro de nuestras psiquis individual y grupal. En nuestra forma diaria de hablar y de actuar se ve reflejada la tácita suposición cultural de que podemos cambiar a alguien, para mejor, mediante la fuerza del amor y de que, en el caso de la mujer, es su deber hacerlo. ¿Por qué a las mujeres les atrae tan profundamente la idea de convertir a alguien infeliz, enfermo o adicto en su pareja perfecta? ¿Por qué es un concepto tan atractivo, tan perdurable? Para algunos estudiosos, la respuesta parece obvia: la ética judeo—cristiana encarna el concepto de ayudar a aquellos que son menos afortunados que nosotros. Nos enseñan que es nuestro deber responder con compasión y generosidad cuando alguien tiene un problema. No juzgar, sino ayudar: ésa parece ser nuestra obligación moral cristiana. Pero las personas que aman demasiado hacen esas elecciones impulsadas por una necesidad de controlar a quienes están más cerca de ellas. Esa necesidad de controlar a otros se origina en la niñez, durante la cual se experimentan muchas emociones abrumadoras: miedo, furia, insoportable tensión, culpa, vergüenza, pena por otros y por uno mismo. Es inevitable que los hijos carguen con un sentimiento de culpa por problemas graves que hayan afectado o afecten a su familia. Eso se debe a que, a través de sus fantasías de omnipotencia, creen que son la causa de las circunstancias familiares y que tienen el poder de modificarlas, para bien o para mal. Recordar que no es hasta los 8 o 9 años que el niño deja de ser egoísta y aprende que los demás también son actores de la misma función. También muchos hijos desfortunados reciben activamente la culpa, por parte de los padres o de otros miembros de la familia, por problemas sobre los cuales los niños no tienen control. Pero aun sin la acusación verbal de otros, un niño asume una gran parte de la responsabilidad por los problemas de su familia. Todos empleamos inconscientemente mecanismos de defensa tales como la negación a lo largo de nuestra vida, a veces por cuestiones bastante triviales y otras veces por asuntos y acontecimientos importantes. De otro modo, tendríamos que enfrentar hechos acerca de quiénes somos y lo que pensamos y sentimos que no concuerdan con nuestra imagen idealizada de nosotros mismos y de nuestras circunstancias. El mecanismo de negación resulta especialmente útil para ignorar información con la que no queremos tratar. Por ejemplo, el no advertir (negar) cuánto está creciendo un hijo puede ser una manera de evitar sentimientos relacionados con el abandono del hogar por parte de ese hijo. O el no ver ni sentir (negar) el aumento de peso que se refleja tanto en el espejo como en la ropa ajustada puede permitir que sigamos deleitándonos con nuestras comidas favoritas. Examinemos la forma en que la negación ayuda a preparar a una niñita para crecer y convertirse en una mujer que ama demasiado. Por ejemplo, una niña tiene un progenitor que rara vez está en casa por las noches debido a aventuras extramatrimoniales. Al decirse ella misma, o al decirle otros miembros de la familia, que ese progenitor está "trabajando", ella niega que haya problemas entre sus padres o niega que esté sucediendo algo anormal. Eso evita que sienta miedo por la estabilidad de su familia y por su propio bienestar. Además, ella se dice que ese progenitor está trabajando mucho, lo cual despierta compasión en lugar de la ira y la vergüenza que sentiría si enfrentara la realidad. De esa manera, niega tanto la realidad como sus sentimientos con respecto a esa realidad, y crea una fantasía con la que le resulta más fácil vivir. Con la práctica, adquiere mucha habilidad para protegerse del dolor en esa forma, pero al mismo tiempo pierde la capacidad de elegir libremente lo que hace. Su negación obra de forma automática, involuntaria. Al controlar lo que sucede a su alrededor, trata de crear para sí misma una sensación de seguridad. Nada de conmociones, nada de sorpresas, nada de sentimientos. Y esto sucederá con cualquier persona que se encuentre en una situación incómoda, que tratará de controlarla en la medida en que le sea posible. Cuando hacemos por otro lo que él mismo puede hacer, cuando planeamos el futuro o las actividades diarias de otro, cuando sugerimos, aconsejamos, recordamos, advertimos o tratamos de persuadir con halagos a alguien que no es una criatura, cuando no podemos soportar que esa persona enfrente las consecuencias de sus actos y por eso tratamos de cambiar sus actos o prevenir las consecuencias de los mismos: eso es controlar. La negación alimenta la necesidad de controlar, y el inevitable fracaso en los intentos de controlar alimenta la necesidad de negar. La aceptación es la antítesis de la negación y el control. Es la voluntad de reconocer cuál es la realidad y dejarla tal como es, sin necesidad de modificarla. En eso radica una felicidad que surge no de la manipulación de la gente o de las condiciones externas, sino del desarrollo de la paz interior, aun frente a los desafíos y dificultades. La verdadera aceptación de un individuo tal como es, sin tratar de cambiarlo mediante  la manipulación o la coacción, es una forma muy elevada de amor, aunque para la mayoría de nosotros resulte muy difícil de practicar. Recuerde que en el cuento de la Bella y la Bestia, la Bella no tenía necesidad de que la Bestia cambiara. Ella lo veía con realismo, lo aceptaba tal como era y lo apreciaba por sus buenas cualidades. No trataba de convertir a un monstruo en un príncipe. No decía: "Seré feliz cuando él ya no sea un animal." No le tenía lástima por lo que era ni trataba de cambiarlo. Y ahí radica la lección. Debido a su actitud de aceptación, la Bestia fue liberada para convertirse en su verdadero yo. El hecho de que su verdadero yo resultara ser un apuesto príncipe (y una pareja perfecta para la Bella) demuestra simbólicamente que ella fue recompensada con creces por practicar la aceptación. Su recompensa fue una existencia rica y plena, representada por su vida feliz por siempre jamás con el príncipe. En el fondo de todos nuestros esfuerzos para cambiar a alguien hay un motivo básicamente egoísta, una creencia de que a través de ese cambio seremos felices. No hay nada malo en desear ser felices, pero colocar la fuente de esa felicidad fuera de nosotros mismos, en las manos de otra persona, significa que evitamos nuestra capacidad y nuestra responsabilidad de modificar nuestra propia vida para bien. En la película Kate & Leopold, el protagonista encarnado por Hugh Jackman tiene una conversación con un joven sobre un tejado. El joven le comenta que él ya ha dicho a la chica que le gusta lo que quería decirle y que ahora la pelota está en el tejado de la chica. Leopold, el protagonista, le recrimina esa acción y le dice que la pelota debe estar siempre en nuestro tejado y no dejar nuestra vida en manos de los demás. En mi opinión este es un gran consejo, debemos ser nosotros los que controlemos nuestra vida.


Cuando una adicción alimenta a otra

Es posible que los hombres no sean lo único a lo que están "enganchadas" las mujeres que aman demasiado. A fin de bloquear sus sentimientos más profundos de la niñez, algunas personas también han desarrollado dependencias de sustancias adictivas. En su juventud o, más tarde, en la adultez, quizás han comenzado a abusar del alcohol o de otras drogas o, lo que es más típico en las mujeres que aman demasiado, de la comida. Han comido en exceso (bulimia) o escasamente (anorexia), o ambas cosas, para olvidar la realidad, para distraerse, y para insensibilizarse al vasto vacío emocional que hay en lo profundo de su ser. Su recuperación de la adicción a las relaciones debe ir de la mano de su recuperación de la adicción a la sustancia de la que abusan. La razón es que cuanto más dependan del alcohol, las drogas o la comida, más culpa, vergüenza, miedo y odio por ellas mismas sentirán. Como se sienten pésimamente con ellas mismas, desean una pareja que les haga sentirse mejor. Como no pueden quererse a ellas mismas, necesitan que su pareja les convenza de que son dignas de ser amadas. Incluso se suelen decir que con la pareja adecuada no necesitarán tanta comida, tanto alcohol o tantas drogas. Utilizan las relaciones de la misma manera que utilizan su sustancia adictiva: para alejar el dolor. El problema es que cuando una relación les falla, recurren con mayor frenesí a la sustancia de la que han abusado, nuevamente en busca de alivio. Utilizan el hecho de estar solteras o de estar con una pareja inapropiada para explicar y excusar su adicción física. El uso continuado de la sustancia adictiva les permite tolerar esa relación dañina insensibilizándose al dolor y quitándose la motivación necesaria para cambiar. Culpan a una por la otra. Utilizan una para enfrentar la otra y cada vez se vuelven más dependientes de ambas. El negar su adicción u ocultarla también acarrea más problemas. Si una persona es cocainómana pero oculta su adicción a su pareja, el hecho de que alguien ame lo que ella simula ser (una persona sana) provoca tener que persistir en el engaño, y a su vez esto provoca más presión, más tensión, más necesidad de cocaína, más dinero, más esconderse, etc. Una paciente de Norwood llamada Brenda sufría de bulimia. Brenda estaba todo el día en casa sola y por lo tanto no tenía necesidad de simular sus vómitos, hasta que por motivos económicos tuvieron que irse a vivir con los padres de Rudy, su pareja. Con tanta gente en la casa de sus suegros, Brenda no podía continuar con sus vómitos autoinducidos. Si bien sus comilonas eran más difíciles de disimular, Brenda comenzó a engordar. En poco tiempo aumentó veinte kilos y la bella esposa rubia de Rudy desapareció en los pliegues matronales del cuerpo cada vez más gordo de Brenda. Rudy, que se sentía estafado y furioso, la dejaba en casa mientras él salía a beber y en busca de alguien cuyo aspecto complementara el suyo como una vez lo había hecho el de Brenda. Desesperada, ella comía más que nunca, al tiempo que se prometía a ella misma y a Rudy que lo único que necesitaba era una casa para ellos solos y que así podría volver a adelgazar. A su vez, Rudy utilizaba la turbulencia deliberada de su relación con Brenda para disimular y justificar su adicción al alcohol, las drogas y las mujeres. Al mismo tiempo, Brenda utilizaba la tremenda tensión generada por su relación como excusa para entregarse a su bulimia y a otras conductas compulsivas. Cada uno utilizaba al otro para evitar enfrentarse a sí mismo y a sus propias adicciones. Cuando Brenda al fin reconoció eso, pudo abandonar la esperanza de tener un matrimonio feliz. Comentó Brenda en la sesión, una vez recuperada de sus dos enfermedades: "Me he acostumbrado a no guardar más secretos, ya que, en primer lugar, fue por eso que me enfermé. Ahora cuando conozco a un hombre, si me parece que la relación podría llegar a algún lado, siempre le cuento sobre mi enfermedad y la importancia que tienen para mí los programas de Anónimos. Si él no soporta saber la verdad sobre mí o es incapaz de comprender, lo considero su problema, no el mío. Ya no trato de hacer lo imposible para complacer a un hombre. Hoy en día mis prioridades son muy diferentes. Mi recuperación está en primer lugar. De otro modo, no me queda nada que ofrecer a nadie más."


Morir por amor

Hay dos tipos de depresión: exógena y endógena. La depresión exógena se produce en reacción a acontecimientos externos y está estrechamente relacionada con el dolor emocional. La depresión endógena es el resultado de un funcionamiento inadecuado de la bioquímica y parece guardar una relación genética con el hecho de comer por compulsión y/o con la adicción al alcohol y a las drogas. De hecho, éstas pueden ser distintas expresiones de los mismos o similares desórdenes bioquímicos. Esperar que alguien descubra por sí sola que es una persona que ama demasiado, cuya enfermedad es cada vez más grave y, a la larga, puede costarle la vida, es tan inapropiado como escuchar todos los síntomas típicos de cualquier otra enfermedad y luego esperar que el paciente adivine cuál es su enfermedad y su tratamiento. Tampoco podría esperar recuperarse sola, o simplemente con la ayuda de un médico o terapeuta, porque la recuperación requiere que dejen de hacer lo que parece proporcionarles alivio. Cuando alguien que ha estado practicando una adicción trata de ponerle fin, se crea un enorme vacío en la vida de esa persona: un vacío demasiado grande para ser llenado por una hora de sesión con un terapeuta una o dos veces por semana. Debido a la tremenda ansiedad que se genera cuando se interrumpe la dependencia de la sustancia o la persona, hay que tener un acceso constante a cierto apoyo, consuelo y comprensión. La mejor manera de obtener esto es con personas que han pasado por el mismo proceso doloroso que ellas. Cuando alguien ya está en una situación alcohólica, el problema básico es la adicción al alcohol, y eso es lo que hay que enfocar; es decir, hay que eliminar el hábito de beber antes de que se puedan empezar a mejorar otros aspectos de la vida. La búsqueda de motivos subyacentes para el hábito de beber en exceso con la esperanza de que el descubrimiento de la "causa" permitirá eliminar el abuso de alcohol no da resultado. La "causa" es que esa paciente tiene la enfermedad del alcoholismo. Sólo si se enfrenta primero al alcoholismo hay posibilidades de recuperación.


El camino a la recuperación

  • Punto 1. BUSQUE AYUDA

    • Esto puede implicar desde la consulta de un libro pertinente hasta concertar una cita con un terapeuta. Puede significar una llamada anónima a una línea de emergencia para hablar de lo que usted siempre se esforzó tanto por mantener en secreto, o ponerse en contacto con una agencia de su comunidad que se especialice en la clase de problemas que usted enfrenta. Incluso puede significar llamar a la policía.

    • El hecho de buscar ayuda requiere abandonar, al menos de forma temporal, la idea de que puede arreglárselas sola.

    • Norwood recomienda que las mujeres que aman demasiado busquen una consejera femenina. Su razón es que las mujeres comparten la experiencia básica de lo que es ser mujer en esta sociedad, y eso crea una profundidad especial de comprensión.

    • Además, pueden evitar los juegos de hombre—mujer casi inevitables a los que podrían verse tentadas a jugar con un terapeuta hombre o que, lamentablemente, él podría verse tentado a jugar con ellas (juego de la seducción). 

    • Una vez que encuentre una buena terapeuta, debe permanecer con ella y seguir sus recomendaciones.

    • Una de las implicaciones más temidas es que la relación de pareja, si la hay, pueda terminar. De ninguna manera es necesariamente verdad, aunque si la relación no mejora, debe terminar.

    • Otra implicación temida es desvelar el secreto. Una vez que una mujer ha buscado ayuda con sinceridad, rara vez se arrepiente de haberlo hecho, pero el miedo previo a sincerarse puede ser monumental.

    • "No quería que él se enfadara" es la respuesta clásica de la mujer golpeada cuando se le pregunta por qué no llamó a la policía. Un profundo miedo de empeorar las cosas o la convicción de que aún puede controlar la situación de alguna manera, evitan que recurra a las autoridades o a otros que podrían ayudarla. Elimine ese miedo.

  • Punto 2. HAGA QUE SU RECUPERACION SEA SU PRIMERA PRIORIDAD

    • Aquí la fórmula mágica de Norwood es que, si bien todo su trabajo y todos sus esfuerzos no pueden cambiar a su pareja, usted sí puede cambiar, con el mismo gasto de energías. Entonces, use su poder donde pueda surtir efecto: ¡en su propia vida!

    • Esto requiere un compromiso total con usted mismo/a.

    • Tal vez le resulte muy difícil hacerlo, pero si cumple con los procedimientos de asistir a las consultas, participar en un grupo de apoyo, etc., eso la ayudará a aprender a valorar y promover su propio bienestar

    • Se requiere también la voluntad de continuar invirtiendo tiempo y quizá también dinero para curarse. Si usted se resiste a invertir tiempo y dinero en su recuperación, si le parece un gasto inútil, considere cuánto tiempo y dinero ha gastado tratando de evitar el dolor, ya sea por mantener su relación o por llevarla a su fin, bebiendo, usando drogas, comiendo demasiado, haciendo viajes para huir de todo, teniendo que reponer cosas (de él o suyas) que rompió en sus ataques de furia, faltando al trabajo, haciendo costosas llamadas de larga distancia a él o alguien que usted espera que entienda, comprándole regalos a modo de compensación, comprando regalos para usted misma para ayudarse a olvidar, pasando días y noches llorando por él, descuidando su salud hasta el punto de enfermar de gravedad.

    • El compromiso total con su recuperación también requiere que usted reduzca severamente o suspenda del todo el consumo del alcohol o de otras drogas durante el proceso terapéutico.

    • Sus citas con el terapeuta o su tiempo con el grupo están en primer lugar. Son más importantes que una invitación a almorzar o cenar con el hombre de su vida, encontrarse con su hombre para hablar de la situación, evitar sus críticas o su ira, hacerlo (a él o a cualquier otro) feliz, obtener  aprobación de él o de cualquier otro, hacer un viaje para huir de todo por un tiempo (para poder volver y seguir soportando lo mismo), etc.

  • Punto 3. BUSQUE UN GRUPO DE APOYO INTEGRADO POR PARES QUE LA ENTIENDAN

    • Busque un grupo de apoyo en el que las mujeres traten sus problemas de dependencia emocional con respecto a los hombres, o inicie su propio grupo.

    • Un buen grupo de apoyo se dedica a ayudar a mejorar a todas las que asisten e incluye a algunos miembros que han logrado cierto grado de recuperación y que pueden compartir con las recién llegadas los principios por los cuales lo lograron.

    • Se le pedirá que asuma un compromiso con usted misma y con el grupo y que asista a un mínimo de seis reuniones antes de decidir que no tiene nada que ofrecerle. Esto es necesario porque es el tiempo que se tarda en empezar a sentirse parte del grupo, en aprender la jerga, si existe, y en comenzar a entender el proceso de recuperación.

    • A medida que las demás mujeres compartan sus historias, usted podrá identificarse con ellas y con sus experiencias. Ellas la ayudarán a recordar aquello que usted ha bloqueado fuera de su conciencia, tanto hechos como sentimientos. Se pondrá más en contacto con usted misma.

    • Al descubrir que se identifica con las demás y las acepta a pesar de sus defectos y sus secretos, usted podrá aceptar más esas características y sentimientos en usted misma. 

    • Compartirá algunas de sus propias experiencias, y al hacerlo se volverá más honesta y menos sigilosa y temerosa.

    • Su autoaceptación aumentará.

    • Verá a otras mujeres utilizando en su vida técnicas que dan resultado, y usted también podrá probarlas. Verá también personas que intentan cosas que no dan resultado, y podrá aprender de sus errores.

    • Las sonrisas comprensivas al reconocer un intento más de manejar a alguien, los aplausos felices cuando alguien ha logrado superar un obstáculo importante, las risas por las idiosincrasias compartidas, todo eso es verdaderamente curativo.

    • El hecho de estar con otros que entienden su experiencia y la comparten produce una sensación de seguridad y bienestar que usted necesita.

    • Recuerde que en cualquier grupo de apoyo válido su asistencia y lo que se discute allí nunca sale del grupo. Se respeta y protege su privacidad. De no ser así, es necesario encontrar un grupo donde sí lo sea.

  • Punto 4. DESARROLLE SU ESPIRITUALIDAD CON LA PRÁCTICA DIARIA

    • Tenga usted o no una creencia en Dios —y, si la tiene, hable con él o no—, igualmente puede practicar este paso. Desarrollar su espiritualidad puede significar en gran medida seguir el camino que usted elija. Tal vez le produzca placer y solaz una caminata tranquila, o contemplar una puesta de solo algún aspecto de la naturaleza. Este paso incluye cualquier cosa que la lleve más allá de sí misma, hasta una perspectiva más amplia de las cosas. Averigüe qué es lo que le da paz y serenidad y dedique un poco de tiempo, al menos media hora diaria, a esa práctica.

    • Desarrollar su espiritualidad puede significar confiar en que lo que está ocurriendo en su vida tiene su propia razón y sus propios resultados, y que Dios o el destino está a cargo de su pareja, no usted. Tómese un tiempo de tranquilidad para meditar y rezar, y para pedir consejo sobre la forma de vivir su propia vida al tiempo que deja que los demás vivan la suya.

    • Sin desarrollo espiritual, es casi imposible dejar de manejar y controlar, y llegar a creer que todo saldrá como debe. La práctica espiritual la tranquiliza, y ayuda a cambiar su perspectiva de víctima por la de verse elevada.

    • Es una fuente de fortaleza en las crisis.

    • Usted queda liberada de la abrumadora responsabilidad de componerlo todo, de controlar al hombre de su vida y de evitar los desastres.

    • Afirmaciones para decirse a uno/a mismo/a:

      • Dos veces por día, durante tres minutos cada vez, mírese a los ojos en un espejo y diga en voz alta: "(Su nombre), te quiero y te acepto tal como eres." Esta también es una excelente afirmación para repetirse en voz alta cuando usted está sola en su automóvil, o en silencio cada vez que se sienta autocrítica. 

      • No se pueden mantener dos pensamientos al mismo tiempo, de modo que reemplace sus declaraciones negativas sobre usted, tales como "¿Cómo pude ser tan tonta?" o "Nunca podré hacer esto bien", por afirmaciones positivas. Si se las repite con asiduidad, las afirmaciones positivas realmente tienen el poder de eliminar pensamientos y sentimientos destructivos, aun cuando la negatividad se haya prolongada durante años. 

      • Otras afirmaciones que son cortas y fáciles de recordar, y que se pueden utilizar en el tiempo que usted pase conduciendo su automóvil, haciendo gimnasia, esperando, o simplemente descansando, son las siguientes: 

        • Estoy libre de dolor, ira y miedo. 

        • Disfruto una paz y un bienestar perfectos. 

        • En todos los aspectos de mi vida me dirijo a mi mayor felicidad y realización. 

        • Todos los problemas y luchas se desvanecen: estoy serena. 

        • Ahora se manifiesta la solución perfecta para todos los problemas. 

        • Soy libre y estoy llena de luz. 

        • Si usted cree en Dios o en su poder superior, haga que esa creencia sea parte importante de sus afirmaciones: Dios me ama. Dios me bendice. Dios se ocupa de mi vida. 

        • La oración de la serenidad es una de las mejores afirmaciones posibles cuando se la dice así: Dios, dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, coraje para cambiar las cosas que puedo, y sabiduría para conocer la diferencia.  (Recuerde que usted no puede cambiar a los demás, pero sí puede cambiarse a sí misma.) 

        • Si usted no cree en Dios, quizá se sienta más cómoda con una afirmación como las siguientes: Todo es posible con amor. El amor funciona en mí para curarme y fortalecerme,  Para calmarme y guiarme en paz. 

      • Es importante que usted también invente sus propias afirmaciones. Las que le parezcan exactamente correctas darán mejores resultados para usted. Entonces, practique éstas hasta que esté lista para diseñar sus propias afirmaciones cien por cien positivas, incondicionales, completamente aprobatorias, hechas a medida para usted y por usted. No cree afirmaciones como "Todo anda perfectamente bien entre Tom y yo y nos casaremos." El "y nos casaremos" puede no ser la solución perfecta para lo que ocurra entre usted y Tom. Déjelo en "Todo anda perfectamente bien", y agregue quizá "para mi bien". No exija resultados específicos. 

      • Simplemente afírmese, afirme su vida, su valor propio y su maravilloso futuro. Al hacer afirmaciones, usted programa su inconsciente para que esté dispuesto a renunciar a los viejos patrones y a aceptar nuevas formas de vida, más sanas, regocijantes y prósperas.  

      • Otra frase puede ser: Libero todo el dolor del pasado y doy la bienvenida a la salud, la alegría y el éxito que me corresponden.

      • Como usted tendrá acceso al consuelo espiritual, su vida y su felicidad estarán más bajo su control y menos vulnerables a las acciones de los demás. 

  • Punto 5. DEJE DE MANEJARLO y DE CONTROLARLO

    • Supongamos que este otro adulto a quien usted está ayudando y aconsejando tiene tanta capacidad como usted para encontrar un empleo, un apartamento, un terapeuta, una reunión de Alcohólicos Anónimos o cualquier otra cosa que necesite. Quizá no tenga tanta motivación como usted para encontrar esas cosas para sí mismo, o para solucionar sus propios problemas. Pero cuando usted trata de solucionarle sus problemas, él queda liberado de su propia responsabilidad por su propia vida. Cuando usted queda a cargo del bienestar de él, si sus esfuerzos por cambiar fallan él la culpará a usted de dicho fracaso.

    • Con frecuencia el terapeuta recibe llamadas de esposas y novias que desean concertar una cita para su pareja. Lo correcto es que sean los hombres quienes concierten la cita. Si la persona que se supone será el paciente no tiene suficiente motivación para elegir su propio terapeuta y concertar su propia cita, ¿cómo espera estar motivado para seguir en terapia y trabajar por su propia recuperación?

    • No manejarlo ni controlarlo también significa salirse del rol de alentarlo y elogiarlo. El elogio y el aliento están muy cerca de la presión, y cuando usted hace eso nuevamente está tratando de controlar la vida de él. Piense por qué usted alaba algo que él ha hecho. ¿Lo hace para ayudar a elevar su amor propio? Eso es manipulación. ¿Lo hace para que él continúe con la conducta que usted está elogiando? Eso es manipulación. ¿Lo hace para que él sepa lo orgullosa que está? Eso puede ser una carga pesada para él. Deje que él desarrolle su propio orgullo a partir de sus propios logros.

    • Preste menos atención a lo que él está haciendo y más atención a su propia vida.

    • A veces, cuando usted comience a abandonar estas conductas, su pareja "elevará su apuesta inicial", por así decirlo, para que usted siga observándolo y sintiéndose responsable por el resultado. De pronto, las cosas pueden ir de mal en peor para él. ¡Deje que así sea! El debe solucionar sus propios problemas, no usted

    • Requiere aprender a no decir ni hacer nada. Esta es una de las tareas más difíciles que usted enfrentará en la recuperación. 

    • Requiere enfrentar sus propios miedos con respecto a lo que podría pasarle a él y a su relación si usted deja de manejarlo todo

    • Requiere que usted use su práctica espiritual para sostenerse cuando se asuste.

    • La sensación de no tener control sobre sí misma cuando deja de intentar controlar a otros puede ser alarmante.

    • Cuando usted deja de controlar y manejar, también debe abandonar la idea de que "cuando él cambie seré feliz". Es posible que él no cambie nunca. Usted debe dejar de intentar hacerlo cambiar. Y debe aprender a ser feliz de todos modos.

    • Mientras usted se concentre en cambiar a alguien sobre quien no tiene poder (y nadie tiene poder para cambiar a nadie más que a sí mismo), no puede emplear sus energías para ayudarse a sí misma.

    • Piense en todos los intentos que ha hecho: los interminables sermones, los ruegos, las amenazas, extorsiones, tal vez incluso violencia, todos los caminos que ha probado y que no han dado resultado. Y recuerde cómo se sintió después de cada intento fallido. Su autoestima se redujo más aun, y se volvió más ansiosa, más impotente, más furiosa. La única manera de salir de todo eso es abandonar los intentos de controlar lo que no puede: a él y su vida.

    • Aun cuando él trate de apaciguarla con alguna promesa de cambiar sus costumbres, es probable que vuelva a su viejo comportamiento, a menudo con mucho resentimiento hacia usted. Recuerde: si usted es la razón por la cual él abandona una conducta, también será la razón por la cual la reanude.

    • Una de las implicaciones del hecho de dejar de manejar y controlar a otros es que usted debe renunciar a la identidad de “ser útil” pero, irónicamente, esa misma renunciación es a menudo lo más útil que usted pueda hacer por la persona que ama. La identidad de “ser útil” es un error del ego. Si realmente quiere ser útil, renuncie a los problemas de él y ayúdese a sí misma. 

  • Punto 6. APRENDA A NO ENGANCHARSE EN LOS JUEGOS

    • Típicamente, los roles que juegan las mujeres que aman demasiado y sus parejas son variedades de las posiciones de rescatador, perseguidor y víctima. En un intercambio típico, cada miembro de la pareja juega cada uno de estos roles muchas veces

    • Designaremos el rol de rescatador como (R) y lo definiremos como "quien trata de ayudar"; el rol de perseguidor como (P) y lo definiremos como "quien trata de culpar", y el rol de víctima como (V), definido como "quien está libre de culpa e indefenso".

    • Si usted se encuentra respondiendo a cualquier declaración o acción de otra persona desde cualquiera de estas posiciones, ¡cuidado! Usted está participando en un ciclo sin ganador de acusación, refutación, culpa y contraculpa que no tiene sentido, es fútil y degradante. Deténgase. Deje de tratar que las cosas salgan como usted quiere mostrándose amable, enfadada o indefensa. Cambie lo que pueda, ¡Y eso significa cambiarse usted misma! Deje de necesitar ganar. Deje incluso de necesitar pelear, o hacer que él le dé una buena razón o excusa por su comportamiento o su abandono. Deje de necesitar que él se arrepienta lo suficiente.

    • No engancharse requiere que aun cuando usted se vea tentada a reaccionar en alguna de las formas que sabe que seguirá el juego, no lo haga. Reaccione en una forma que ponga fin al juego. Una de las mejores maneras de dejarla pasar de largo es cultivar el uso de la exclamación "Ah". Por ejemplo, en respuesta a la excusa de Tom, Mary puede responder simplemente "Ah" y seguir durmiendo.

    • Tal vez su rol sea el de rescatadora. Para muchas mujeres que aman demasiado resulta conocido y reconfortante sentir que están cuidando (manejando y controlando) a otra persona. De su historial caótico y/o de privaciones, han elegido ese camino como forma de mantenerse a salvo y de ganarse cierto grado de autoaceptación. Lo hacen con amigos, familiares, y a menudo también en su vida profesional. 

    • O quizás usted se encuentre haciendo de perseguidora, la mujer empeñada en encontrar el defecto, señalarlo y enderezar las cosas. Una y otra vez, esa mujer debe recrear la lucha con las fuerzas oscuras que la derrotaron cuando niña, con la esperanza de tener más paridad en la batalla ahora que es adulta. Furiosa desde la niñez, busca en el presente vengarse del pasado; es una luchadora, buscapleitos, polemista, regañona. Necesita castigar. Exige disculpas, retribución. Y finalmente, y esto es lamentable, usted puede ser la víctima, la posición más impotente de las tres, que no ve otra alternativa que estar a disposición del comportamiento de otros. Tal vez cuando usted era una niña no parecía haber otra alternativa que ser la víctima, pero ahora está tan familiarizada con el rol que en realidad puede ganar fuerzas de él. Hay cierta tiranía en la debilidad; su moneda es la culpabilidad, y ésa es la moneda de intercambio en las relaciones de la víctima.

    • El hecho de jugar en cualquiera de estas posiciones, ya sea en una conversación o en la vida, impide que usted se concentre en sí misma y la mantiene en su patrón infantil de miedo, furia e impotencia.

    • Una vez que usted renuncie a esos juegos, le queda su total responsabilidad por su propia conducta, sus propias decisiones y su propia vida. De hecho, cuando los juegos terminan, sus decisiones (tanto las que ya ha tomado como las otras que tiene ahora) se vuelven más obvias, menos evitables.

    • El hecho de no discutir puede hacer su vida aburrida. Pero si usted puede soportar el aburrimiento, éste se convertirá en autodescubrimiento.

  • Punto 7. ENFRENTE CON CORAJE SUS PROPIOS PROBLEMAS Y DEFECTOS

    • Este es el momento en que usted necesita empezar a mirarse en profundidad, con la ayuda de su programa espiritual, su grupo de apoyo y su terapeuta, si lo tiene.

    • Significa también que usted examine a fondo su vida actual, tanto lo que la hace sentir bien como lo que la hace sentir incómoda o infeliz. Haga listas de ambas cosas.

    • También examine el pasado. Examine todos sus recuerdos, buenos y malos, sus logros, sus fracasos, las veces que se vio lastimada y las veces que usted lastimó a otros.

    • Comience por el principio y escriba. Hay mucho que escribir, es cierto, pero es una herramienta valiosísima que la ayudará a clasificar su pasado y a empezar a reconocer los patrones, los temas repetitivos, en sus luchas, con usted misma y con los demás.

    • Esta es una técnica que usted querrá volver a utilizar más adelante, cuando surjan áreas problemáticas

    • No analice lo que escribe en busca de patrones sobre la marcha; hágalo después.

    • Quizá para usted la escritura no sea una forma de expresión fácil o cómoda. Sin embargo, es la mejor técnica para este ejercicio. No se preocupe por hacerlo a la perfección, ni siquiera por hacerlo bien. Sólo hágalo de manera que tenga sentido para usted.

    • Tendrá que ser completamente honesta y revelar lo más posible sobre sí misma en todo lo que escriba.

    • Una vez que haya completado este proyecto lo mejor que pueda, compártalo con otro ser humano que la quiera y en quien usted confíe. Esa persona debe ser alguien que entienda lo que usted trata de hacer para recuperarse y que simplemente pueda escuchar lo que usted ha escrito. Nada de consejos, nada de aliento. Sólo escuchar.

    • A esta altura de su recuperación, no elija a su pareja para que escuche todo esto sobre usted. Usted deja que alguien escuche eso para que usted pueda experimentar lo que es contar su propia historia y ser aceptada. 

    • Sólo al ver nuestros problemas y fallas (y también nuestros aspectos buenos y éxitos) como nuestros, en lugar de verlos como de alguna manera relacionados con él, podemos tomar las medidas necesarias para cambiar aquello que hay que cambiar.

    • Como alguien ha oído sus peores secretos y eso no la ha destruido a usted, comenzará a sentirse más a salvo en el mundo.

  • Punto 8. CULTIVE LO QUE NECESITE DESARROLLAR EN USTED MISMA

    • Significa no esperar que él cambie antes de seguir con la vida.

    • Esto también significa no esperar su apoyo —en cuestiones financieras, emocionales o prácticas— para iniciar lo antes posible su carrera, o cambiar su carrera, o retomar los estudios, o lo que usted desee hacer. 

    • Si mientras lee esto usted está protestando que sin la colaboración de él sus planes son imposibles, considere estando sola, o con una amiga, cómo lo haría si no lo conociera. Descubrirá que es muy posible hacer que la vida funcione bien para usted cuando deje de depender de él y haga uso de todas sus otras alternativas.

    • Esté dispuesta a probar por lo menos una actividad nueva por semana. 

    • Vea la vida como si fuera una mesa de platos variados, y sírvase muchas experiencias distintas para poder descubrir qué la atrae.

    • Correr riesgos: conocer gente nueva, entrar a un aula por primera vez en años, hacer un viaje sola, buscar un empleo... cualquier cosa que usted sepa que necesita hacer pero no ha podido reunir el coraje suficiente para emprenderla.

    • Utilice su grupo de apoyo como fuente de aliento y realimentación. (No recurra a su relación ni a aquella familia disfuncional de origen en busca de aliento.

    • Aprenda a cuidarse mejor y a preocuparse menos por los demás en sus interacciones. Diga que no para complacerse, en lugar de decir que sí para complacer a otro.

    • Los proyectos y las actividades que usted elija la mantendrán demasiado ocupada para poder concentrarse en lo que él hace o no hace.

    • Mientras no nos responsabilicemos por nuestra propia vida y nuestra propia felicidad, no seremos seres humanos totalmente maduros, sino que seguiremos siendo niños dependientes y asustados con cuerpos de adultos.

    • Irónicamente, cuanto menos necesite una pareja, mejor pareja se vuelve usted... y atrae (y se ve atraída por) hombres más sanos.

  • Punto 9. VUELVASE EGOISTA

    • Usted coloca su bienestar, sus deseos, su trabajo, juegos, planes y actividades en primer lugar en vez de último; antes, y no después de que estén satisfechas las necesidades de los demás.

    • Aun cuando usted tenga hijos pequeños, incorpora a su día algunas actividades puramente en beneficio propio.

    • Al comenzar a ponerse en primer lugar, usted debe aprender a tolerar la ira y la desaprobación de los demás.

    • Son reacciones inevitables de aquellos cuyo bienestar usted había puesto hasta ahora antes que el propio.

    • No discuta, no se disculpe ni trate de justificarse. Manténgase lo más serena y alegre que le sea posible y siga con sus actividades.

    • No es más que un intento de volver a llevarla a su viejo comportamiento abnegado, a hacer por ellos lo que ellos pueden y deberían hacer solos.

    • Usted debe escuchar con atención a su voz interior en cuanto a lo que es bueno o correcto para usted, y luego hacerle caso.

    • Sin este fuerte compromiso con usted misma, la tendencia es volverse pasiva, desarrollarse no para su mayor expresión sino para beneficio de otra persona. Aún le queda vivir su vida, explorar su propio potencial.

    • Asumir responsabilidad por usted misma y por su felicidad da una mayor libertad a los hijos que se sentían culpables y responsables por su infelicidad (y siempre se sienten así).

    • Un hijo nunca puede esperar equilibrar la balanza o saldar una deuda cuando uno de sus padres ha sacrificado su vida, su felicidad, su realización personal por ese hijo o por la familia. El hecho de ver que uno de sus padres abraza totalmente la vida da al hijo permiso para hacer lo propio.

    • Ser egoísta implica que sus relaciones automáticamente se vuelvan más sanas.

    • Usted deja a las demás personas en su vida en libertad para ocuparse de sí mismas sin preocuparse por usted.

    • Si los cambios de roles son demasiado difíciles para el hombre de su vida, quizás él se marche en busca de alguien que sea como usted era antes, de modo que es posible que usted no termine con la persona con quien empezó.

    • Al volvemos más sanas y equilibradas, atraemos a parejas más sanas y equilibradas. Al volvemos menos necesitadas, una mayor parte de nuestras necesidades se ven satisfechas. Al renunciar al rol de superencargada, hacemos lugar para que alguien nos atienda.

  • Punto 10. COMPARTA CON OTROS LO QUE HA EXPERIMENTADO Y APRENDIDO

    • En su grupo de apoyo de pares, significa compartir con las recién llegadas cómo era la vida antes para usted y cómo es ahora. Eso no significa aconsejar, sino sólo explicar lo que dio resultado para usted. Tampoco significa dar nombres ni echar la culpa a otros. A esta altura de la recuperación usted ya sabe que el culpar a otros no la ayudará.

    • Ayude al necesitado, no al aprovechado.

    • Compartir puede significar dedicar algunas horas como voluntaria para ayudar a otras mujeres, tal vez trabajando en una línea telefónica de emergencia o en reuniones personales con alguien que ha pedido ayuda.

    • La mayor parte de lo que "dábamos" cuando amábamos demasiado era en realidad manipulación. Ahora tenemos suficiente libertad para dar libremente. Nuestras propias necesidades están satisfechas y estamos llenas de amor. Ahora es natural compartir ese amor, sin esperar nada a cambio.

    • Sin una vigilancia constante usted podría recaer en su antigua forma de pensar, sentir y relacionarse. Trabajar con recién llegadas contribuye a mantenerla en contacto con el grado de enfermedad que tuvo una vez, y con lo mucho que ha progresado


Recuperación e intimidad: Cerrar la brecha

Lo que le está pasando es algo que muchas mujeres con antecedentes similares a los suyos, y que han logrado recuperarse, enfrentan cuando empiezan a relacionarse con un hombre que es una pareja adecuada. La excitación, el desafío, el viejo nudo en el estómago simplemente no están más, y dado que es así como siempre ha sentido el "amor", teme que le falte algo muy importante. Lo que falta es la locura, el dolor, el miedo, la espera y la ilusión. Una pareja sana puede provocar aburrimiento o falta de atracción sexual. No tener lo que quieres es mucho más estimulante que el tenerlo. Un hombre bueno, que le quiere y se dedica a usted nunca hará fluir su adrenalina como un alcohólico o drogadicto, por ejemplo. El sexo funciona muy bien cuando se está obsesionada. Todos esos intensos sentimientos de excitación y ansioso deseo, incluso temor, contribuyen a un poderoso conjunto que llama usted amor. En realidad, es cualquier cosa menos eso. Aun así, eso es lo que nos dicen todas las canciones sobre el amor (eso de "No puedo vivir sin ti, nena" o "me muero si no estás conmigo"). Casi nadie escribe canciones sobre la calma y la comodidad de una relación amorosa sana. Todos escriben sobre el miedo, el dolor, la pérdida y el sufrimiento. Entonces llamamos a eso amor, y no sabe qué hacer cuando aparece algo que no es una locura. Empieza a relajarse y luego teme que no sea amor, porque noestá obsesionada. Al obsesionarse con el sexo, este es más una obligación que un deseo, y las obligaciones no gustan.


Estas son las características de una mujer que se ha recuperado de amar demasiado. 

  • Se acepta por completo, aun cuando desea cambiar partes de sí misma. Hay un amor propio y una autoconsideración básicos, que ella alimenta con cuidado y expande con decisión. Acepta a los demás tal como son, sin tratar de cambiarlos para satisfacer sus propias necesidades. Está en contacto con sus sentimientos y actitudes en todos los aspectos de su vida, inclusive la sexualidad.

  • Atesora cada aspecto de sí misma: su personalidad, su apariencia, sus creencias y principios, su cuerpo, sus intereses y logros. 

  • Se autoaprueba, en lugar de buscar una relación que le otorgue una sensación de valor propio. 

  • Su autoestima es lo suficientemente grande para que pueda disfrutar la compañía de los demás, especialmente de los hombres, que le parecen bien tal como son. 

  • No necesita que la necesiten para sentirse digna. 

  • Se permite ser abierta y confiada con la gente apropiada. 

  • No teme que la conozcan en un nivel personal profundo, pero tampoco se expone a la explotación de quienes no se interesan por su bienestar. 

  • Se pregunta: "¿Esta relación es buena para mí? ¿Me permite llegar a ser todo lo que soy capaz de ser?" 

  • Cuando una relación es destructiva, es capaz de renunciar a ella sin experimentar una depresión incapacitante. 

  • Tiene un círculo de amigos que la apoyan y que la ayudan a superar las crisis. 

  • Valora su propia serenidad por sobre todas las cosas. 

  • Todas las luchas, el drama y el caos del pasado han perdido su atracción. 

  • Se protege a sí misma, su salud y su bienestar. 

  • Sabe que una relación, para que funcione, debe, darse entre dos personas que compartan objetivos, intereses y valores similares, y que tengan capacidad para la intimidad. 

  • Sabe también que ella, es digna de lo mejor que le pueda ofrecer la vida.

  • No tienen miedo a ser rechazadas si permiten que alguien las vea de verdad, las conozca de verdad. Sólo cuando revelan su identidad de verdad pueden ser amadas de verdad. 


Lo que sucede a menudo con la recuperación es que, a medida que cambian sus patrones de relación, también cambian sus círculos de amistades y relaciones íntimas. Cambia la forma de relacionarse con sus padres y sus hijos. Con sus padres se vuelven menos necesitadas y menos iracundas, y a menudo también menos congraciadoras. Se vuelven mucho más honestas, a menudo más tolerantes, y a veces llegan a tener un afecto más genuino. Con sus hijos se vuelven menos controladoras, menos preocupadas y menos culpables. Se relajan y los disfrutan más porque son capaces de relajarse y disfrutarse más a ellas mismas. Sienten más libertad para buscar la satisfacción de sus necesidades e intereses, y eso les deja a ellos la libertad de hacer lo mismo. Las amigas con quienes una vez pudieron compadecerlas sin cesar, ahora pueden parecerles obsesivas e indeseables y, si bien pueden ofrecerse a compartir lo que les ha ayudado, no se permiten cargar con el peso de sus problemas. La desdicha mutua como criterio para la amistad es reemplazada por intereses mutuos más gratificantes. 

La recuperación le cambiará la vida de más formas de las que puedan predecir estas páginas, y a veces eso le resultará incómodo. No deje que eso la detenga. El miedo a cambiar, a renunciar a lo que siempre ha conocido, hecho y sido, es lo que previene su metamorfosis hacia un yo más sano, más elevado y un amor más genuino.




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