domingo, 17 de junio de 2018

La desaparición de la raza humana

Imaginen la selva. De todos es conocido que el león es el rey de la selva. ¿Por qué? Por su ferocidad, por su fortaleza, por el miedo que infunde al resto de animales. Y ese estatus se lo hemos puesto nosotros, el hombre. Podría ser el elefante el rey de la selva por su gran tamaño y memoria, o el mono por su inteligencia y del cual venimos, o incluso podría ser el rey del mundo animal el delfín, un animal inteligente como pocos y altruista. Pues no, es el león. Trasladen esto al mundo real. Trump, Rockefeller, Putin, William B. Harrison, Jr. (presidente de JP Morgan) o Lloyd Blankfein (presidente de Goldman Sachs). En el mundo humanoide ellos son los reyes. No son los componentes de Médicos sin Fronteras, ni los miembros de la Cruz Roja, ni nadie que trabaje altruistamente en beneficio de los más pobres para hacer un mundo mejor. No, estos son unos “pringaos” que salen en las noticias muy de vez en cuando, como el elefante o el delfín. ¿Y por qué? Es fácil. A diferencia de los leones, estos “pringaos” no son egocéntricos, no poseen ambición y tienen escrúpulos. Por eso jamás llegarán a mandar ni tan siquiera en su comunidad de vecinos. Hay que ser un psicópata para acumular poder, y así nos va. Por esto mismo la humanidad está destinada a desaparecer. Nadie le planta cara al psicópata porque éste hará cualquier cosa para mantener su estatus. Provocarán guerras para enriquecerse con la venta de armas, subirán los intereses para enriquecerse con la demanda de créditos, comprarán patentes para que los pobres sigan muriendo de enfermedades que sí tienen cura. El psicópata mata para satisfacer su propio ego. El psicópata no se conforma con lo que tiene y siempre quiere más sin importarle los medios utilizados para conseguir ese más. El psicópata manipula, miente en su propio beneficio únicamente. Pero no crean, el psicópata es muy inteligente, es encantador cuando necesita serlo y despiadado en según qué momentos. Maneja los tiempos como nadie. Sabe cuándo reír y cuándo llorar. Es un actor de primera. El resto de mortales tenemos sentimientos, empatía, somos tontos y pobres. A los buenos hombres les falta ambición y les sobran escrúpulos. Por eso jamás acariciarán el poder. ¿Se imaginan un mundo gobernado por Rigoberta Menchú, Pérez Reverte, Willy Toledo, Oriol Mitjá, María Luisa Manrique Revilla o Elon Musk? Yo tampoco. Sería un mundo aburridísimo, sin guerras, todos sanos y con dinero para viajar. Llegados a este punto deseo hablarles un minuto de Elon Musk, cuya biografía me estoy leyendo y me está resultando fascinante. Este sudafricano de 47 años tiene la intención de cambiar el mundo utilizando energía limpia. Está detrás de Tesla motors, fabricante de coches eléctricos que llegan a alcanzar los 100 km/h en menos de tres segundos. También es propietario de SolarCity, empresa que ya abastece de energía solar a muchas viviendas particulares americanas sin ánimo de lucro. Pero su mayor reto es crear cohetes espaciales de bajo coste que puedan llevar a los humanos a colonizar Marte. ¿Qué sería de este mundo si Musk y muchos otros como él en sus respectivos campos gobernasen La Tierra? Lo sé, pero hay un pequeño problema. Los médicos que investigan contra el cáncer, los ingenieros que inventan artilugios limpios y útiles, los abogados que defienden causas perdidas no quieren ser políticos, quieren seguir curando, inventando y defendiendo a inocentes. Ese es el problema de este lugar llamado mundo, el dinero, la ambición, el poder. El problema de los delfines son los tiburones, animales con una poderosa mandíbula y muy poco cerebro. El problema de los elefantes son los leones. Pero la naturaleza nos enseña que los elefantes rodean a sus crías para evitar que el león se la coma y lo ahuyentan a patadas o colmillazos. No ponen al elefante más grande de la manada al frente a jugarse la vida contra el león, no, hacen piña y defienden todos a una. El ser humano escoge a un político para que haga frente a otro político, es absurdo. Ambos son políticos y pueden juntar sus fuerzas para acabar con la manada y obtener así el poder deseado. Espero que sigan apareciendo personas como Elon Musk para que la manada pueda vivir tranquila a la sombra de una acacia sin temor a que el león les joda la siesta. A todos aquellos que intentan hacer de este mundo un lugar agradable y sostenible, GRACIAS.

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