lunes, 22 de abril de 2019

Curiosidades de la Historia de Fernando Garcés

A todos nos han enseñado Historia. Todos sabemos, o deberíamos saber, cómo se apodó al rey Alfonso X, quién descubrió América o quién lanzó las primeras bombas atómicas. La Historia nos enseña el pasado y nos enseña también hacía dónde se dirije nuestro futuro. Pero la Historia tiene varias versiones, la versión del ganador (que es la que se enseña en los libros), la versión del perdedor (que no se enseña) y la otra versión, la de las curiosidades. Esta última está repleta de anécdotas que podemos conocer o no, pero la verdad es que es en mi opinión la más divertida (según casos) y la más didáctica. Este artículo está basado en el libro de Fernando Garcés Blázquez, La historia del mundo sin los trozos aburridos, y en esta última Historia, la curiosa. He escogido las anécdotas que más me han impactado para no hacer un artículo largo y debo decir que ha sido difícil porque el libro entero no tiene desperdicio.
Alejandro Magno
El gran Alejandro nació en Macedonia allá por el año 356 a.C., y además de ser un valeroso militar fue también un precoz erudito. Su “profesor” no fue otro que el gran filósofo Aristóteles y por ello a lo largo de su corta vida estuvo rodeado de gente culta y siempre quiso ponerles a prueba. Para demostrar esto he escogido lo que le sucedió al tomar la ciudad de Lámpsaco. Cuando Alejandro llegó a sus puertas con su enorme ejército y viéndose perdida Lámpsaco, ésta envió a uno de sus hijos más inteligentes, Anaxímenes de Mileto, sabiendo la fama filosófica de Alejandro, para que no se derramase sangre. Cuando lo vio, Alejandro quiso ponerle a prueba y le dijo: «Te juro que no voy a conceder lo que me vas a suplicar», a lo que el inteligente ciudadano respondió «Yo te suplico que destruyas mi ciudad». Con tan inesperada respuesta Anaxímenes no sólo salvó a su ciudad de ser arrasada sino que Alejandro lo acogió en su séquito y le autorizó a escribir una biografía sobre él.

Alfonso X 
Nacido en 1221 y apodado “el Sabio”, Alfonso X fue rey de Castilla. En Toledo, bajo su reinado, judíos musulmanes y católicos convivieron en paz y harmonía. Pero la anécdota es gastronómica. Aquejado de una enfermedad que le obligaba a evitar las comilonas, sus sabios médicos le aconsejaron comer pequeños tentempiés acompañados de una copa de vino a lo largo del día. Por este hecho se dice que fue Alfonso X el creador de nuestras tan queridas tapas. Añado yo que no sólo le debemos las tapas a tan sabio rey, sino que también le debemos alegres momentos en los que las buenas charlas se ven culminadas con unas buenas bravas y una buena cerveza.

Arnaud Amaury
Este legado papal fue el triste responsable de la persecución a la secta cátara. El catarismo era un movimiento religioso que promovía la austeridad y la bondad entre sus seguidores. En un momento donde la Iglesia empezaba a corromperse y a acumular riquezas, el catarismo se hizo muy popular en el sur de Francia y amenazaba a la Santa Sede quitándole adeptos. Por eso se acusó a todo cátaro de ser hereje y por lo tanto su destino sería la muerte. Muchos cátaros se refugiaron entonces en el castillo de Beziers, cuyo señor también era cátaro. Cuando un ejército francés-papal llegó a las puertas de dicho castillo el general le preguntó al prelado Amaury cómo distinguirían a los católicos de los cátaros, ya que estos no llevaban un cartel colgado del cuello diciendo que eran cátaros. El buen prelado contestó: “matadlos a todos, Dios reconocerá a los suyos”. Por lo visto el enviado del Papa faltó mínimo dos días a clase: cuando se enseñaron los diez mandamientos y cuando se leyó la frase de Jesucristo de amaos los unos a los otros. Bendita Iglesia del siglo XIII.

Vlad III 
¿Quién no conoce a Drácula? Pero, ¿se conoce bien al personaje que lo inspiró? Ese personaje histórico fue Vlad III, príncipe de Valaquia, apodado el Empalador, o Drăculea, que nació en 1431 y murió en 1476. Su apodo le vino por la terrible manía de empalar a sus víctimas, la mayoría aún estando vivas, para causar terror a sus enemigos. Pero también fue un hombre justo, cruel pero justo. 
Cuenta la leyenda que un comerciante florentino que viajaba por Transilvania fue atracado antes de caer la noche. Los ladrones se llevaron una bolsa repleta de monedas de oro. Al día siguiente de denunciar el hurto a Vlad III en persona, el comerciante regresó al castillo de Drácula y allí vio, en el patio de armas, a los ladrones y todos los miembros de sus familias empalados, cómo no. Con mirada penetrante, Vlad III le devolvió la bolsa al comerciante y le pidió que contara las monedas de oro por si faltaba alguna. El honrado florentino reconoció que sobraba una al contarlas y Vlad III le respondió: «Tu honradez te ha salvado. De haberte quedado la moneda, habrías acabado en la estaca más alta, junto a estos».

Marqués de Lafayette
Marie-Joseph Paul Yves Roch Gilbert du Motier, marqués de Lafayette, nació en el Castillo de Chavaniac-Lafayette el 6 de septiembre de 1757. Fue militar, aristócrata y político francés. Peleó por los Estados Unidos en la Guerra de independencia contra el Imperio británico, sirviendo como general, y en la cual fue considerado uno de los héroes. A raíz de esto fue un amigo cercano de George Washington, Alexander Hamilton y Thomas Jefferson, que se convertirían después en presidentes del país. Además Lafayette fue una figura clave en la Revolución Francesa de 1789 comandante de la Guardia Nacional de París. Al contrario de lo que se pueda pensar, Lafayette también pensaba en su pueblo. Después de llegar de Estados Unidos y consciente de que se aproximaba una época de vacas flacas por la cercana Revolución, el aristócrata se aseguró de que sus vasallos en Chavaniac llenaran los graneros de trigo. Cuando una de las cosechas fue muy pobre, uno de sus administradores le aconsejó: «La mala cosecha ha elevado el precio del trigo. Es el momento de vender». Sin embargo, la respuesta del marqués fue: <<No; es el momento de dar>>. Lamentablemente Luís XVI no pensaba como él y por ello perdió la cabeza. Un aristócrata y político como pocos ha habido este Lafayette.

Madame de Stáel 
Anne-Louise Germaine Necker, nacida en 1766 y conocida como la baronesa o madame de Staël, fue una escritora, filósofa y tertuliana francesa de origen ginebrino. Destacó por sus ideas políticas y sus novelas sentimentales de corte feminista. Creía en una inteligencia femenina tan potente como la masculina y dotada de una sensibilidad superior, exigió que la mujer fuese educada igual que los hombres y que la relación marido-mujer se desarrollara en un plano de igualdad. En cierta ocasión fue interrumpida por una mujer con una pregunta indiscreta: «¿Por qué las mujeres bonitas tienen más éxito entre los hombres que las inteligentes?», le preguntaron. Madame de Staël respondió: <<Muy sencillo: hay muy pocos hombres ciegos, pero abundan los estúpidos>>. Pero no sólo eso. La baronesa incluso tuvo la osadía de replicar al todopoderoso Napoleón Bonaparte en más de una ocasión, ya que eran corrientes sus duelos verbales. En uno de ellos, el Emperador le preguntó por qué las mujeres se metían en política. La dama respondió: «Pues verá usted, en un país donde han decapitado a muchas mujeres también es lógico que las pocas que quedamos nos preguntemos por qué». Una mujer de armas tomar.

Samuel Smiles
Samuel Smiles nació en Escocia en 1812. Fue un autor y reformador de renombre. Saltó a la fama con su libro Self-Help (Autoayuda), que fue traducido a 53 idiomas, entre los que figuraban todas las lenguas de los pueblos colonizados, o bajo el dominio del Imperio británico, como el urdu y el hindi, y vendió veinte mil ejemplares en su primer año de publicación. En 1912, solo en Japón, la obra de Smiles logró vender un millón de ejemplares. El libro consistía en una recopilación de anécdotas de grandes hombres que habían logrado el éxito por sí mismos. En su libro Smiles comentaba: «El que nunca cometió un error, probablemente nunca haya descubierto nada» o «El estudio, el asesoramiento y el ejemplo nunca podrán enseñar tanto como enseña un fracaso». Pero digo yo, ¿por qué escribir un libro de ayuda si la tesis principal es errar para aprender? Si se te enseña no erras y si no erras no aprendes. Así pues, Smiles se contradecía a sí mismo al publicar su libro, ¿no creen?

Esclavismo
Hasta hace bien poco la humanidad no se deshizo de la esclavitud, al menos en la teoría, ya que en la práctica podríamos decir que muchos seguimos siendo esclavos de unos pocos aunque nos hagan pensar lo contrario. En esto de la esclavitud siempre ha habido un doble rasero. George Washington, por ejemplo, que luchó contra la opresión de la Corona británica e independizó a Estados Unidos de Inglaterra, a los 11 años era ya propietario de 12 esclavos, regalo de su padre. Al casarse tenía 26 y llegó a poseer 84 esclavos más. Otro de los padres de la independencia americana, Thomas Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos entre 1801 y 1809, pensaba que si los esclavos alguna vez eran liberados habría que evitar el peligro de contaminación, «trasladándolos más allá de todo riesgo de mezcla». Curiosamente, un análisis de ADN hecho en 1953 confirmó el rumor de que este Presidente tuvo al menos un hijo con una de sus esclavas negras. Una de las frases más famosas de Jefferson es: <<Nunca he podido concebir cómo un ser racional podría perseguir la felicidad ejerciendo el poder sobre otros>>. Claro, era un hombre muy infeliz mientras “ejercía el poder” sobre su esclava negra. Incluso el tan adorado Lincoln dijo: «Pero ¿qué ha de hacerse con los negros después de liberados? Apenas puedo creer que el Sur y el Norte logren vivir en paz si no nos deshacemos de los negros». Es más, apuntó un consejo: «Creo que sería mejor exportarlos a todos a algún país fértil, de buen clima, al que tuviesen como suyo».
Pues bien, en 1818, una asociación «benéfica» estadounidense promovió la creación de un país en África para acabar con la «cuestión negra». Y así nació Liberia, país declarado independiente en 1847 y llenito de esclavos negros. El problema en Liberia vino cuando los negros americanos, creyéndose superiores, comenzaron a explotar a los negros africanos, a la par que Liberia fue presa de los rapaces intereses económicos y políticos de las potencias blancas. Algo similar sucedió en Sierra Leona, país creado a fines del siglo XVIII por el Imperio británico para liberarse de su excedente de negros. Hoy en día, ambos países —Liberia y Sierra Leona— son países devastados por la guerra civil entre negros. ¿Cómo te quedas, Obama?

Anarquismo
La palabra anarquía deriva del griego «ἀναρχία» («anarkhia»). La etimología del término designa, de una manera general, aquello desprovisto de principio director y de origen ausencia de norma, autoridad o gobierno. Hoy día el exponente anárquico son los hippies y los punkis (que por cierto, punki significa en inglés algo así como “persona que no vale nada”, pero hubo un tiempo en que los filósofos europeos buscaban la utopía de un Estado anárquico. Uno de ellos fue Max Stirner (1806-1856), quien declaraba: «¡El pueblo ha muerto! ¡Viva Yo!». Otra corriente anarquista fue abanderada por Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) y Mijaíl Bakunin (1814-1876). Este último fue un anarquista ruso, posiblemente el más conocido de la primera generación de filósofos anarquistas, y está considerado uno de los padres de este pensamiento. Bakunin profetizó: «Algún día el yunque, cansado de ser yunque, pasará a ser martillo». En 1870, Bakunin, en un alarde de sinceridad dijo: <<Tomad al revolucionario más radical y sentadlo en el trono de todas las Rusias e investidlo de poder dictatorial: antes de un año, ¡será peor que el propio Zar!>>. Señor Bakunin, creo que eso pasaría en cualquier país. Dale al anarquista un Ferrari y te vota a Vox fijo.

Von Bismarck
Otto Eduard Leopold von Bismarck-Schönhausen, príncipe de Bismarck y duque de Lauenburgo, más conocido como Otto von Bismarck fue un estadista y político alemán, artífice de la unificación alemana y conocido como el «Canciller de Hierro». Otto von Bismarck confesó en su madurez: <<Nunca se miente tanto como, antes de las elecciones, durante la guerra y después de una cacería>>. Supongo que como político fue la única verdad que dijo.

Churras y merinas
¿Quién no ha oído o dicho la frase «no mezclemos “churros” con “meninas”». Las “meninas” fueron las protagonistas de un cuadro de Velázquez y los “churros” están buenísimos mojados en chocolate caliente, pero la verdadera frase no tiene nada que ver con sirvientas cortesanas o bollería aceitosa, sino con prados de pasto. La “merina” es una raza ovina (se cree que la más extensa del mundo) mientras que las “churras” es un ovino autóctono de Castilla y León. Hubo una época en que este malentendido no hubiera sido posible porque la gente estaba más en contacto con la Naturaleza y cualquier persona normal, sin necesidad de llamarse Darwin, sabía que las «merinas» son, probablemente, la raza ovina más extendida del mundo y la principal en Inglaterra, mientras que las «churras» es un tipo de ovino autóctono de Castilla y León. Por eso mismo no deben confundir “churros” con “churras” y “meninas” con “merinas”. Estos dos tipos de ovejas son tan distintos como el fuet catalán y el chorizo gallego. No mezclemos términos.

Theodore Roosevelt 
Theodore Roosevelt fue el vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos (1901-1909). Es recordado por su personalidad exuberante, su amplitud de intereses y logros, su personalidad de cowboy, su masculinidad y su liderazgo del Movimiento Progresista, un período de activismo social y reforma en EE. UU. entre 1890 y 1920 destinado a acabar con la corrupción. Se dice que fue un hombre autoritario, carismático e imperialista. En 1902, el «asesino de tigres», como se le conocía, regresó de vacío de una jornada de caza en Mississippi, en la que el resto de cazadores habían podido disparar a algún animal. Los amigos de Teddy, nombre por el que era popularmente conocido el Presidente, capturaron un oso vivo para que él también pudiera presumir de caza pero curiosamente, aquel día, Teddy —un gran aficionado a la caza— se negó y salvó la vida del animal. A la mañana siguiente los periodistas se hicieron eco de la noticia y The Washington Post, uno de los diarios más influyentes de la época, publicó una viñeta humorística en la que se veía al Presidente diciendo no con la mano a un compañero de caza que le llevaba un osito de peluche. Aquella viñeta dio pie a una empresa de peluches para crear al osito Teddy, al que muchos niños americanos han abrazado tantas noches. ¡Qué tierna puede ser la caza!

Antonio Gaudí 
Antoni Gaudí y Cornet nació en Reus el 25 de junio de 1852 y murió en Barcelona un 10 de junio de 1926. La obra de Gaudí es sobradamente conocida en el mundo entero, pero no tanto su muerte. El que fuera el arquitecto más famoso de su época salió de su casa el 7 de junio de 1926 para acudir a la Iglesia de San Felip Neri, en el casco antiguo de Barcelona, para rezar y entrevistarse con su confesor, como era habitual en él. Durante el trayecto fue atropellado por un tranvía, que lo dejó sin sentido. Al ir indocumentado y presentar un aspecto descuidado, con ropas sencillas y gastadas, los solidarios viandantes lo tomaron por un mendigo y no fue socorrido de inmediato. Al día siguiente, un capellán de la Sagrada Familia lo reconoció en el hospital donde había sido conducido e instó a que se le tratase como al personaje que era, pero ya era tarde para hacer nada por él. Dos días después de aquel accidente, moría, a los 74 años de edad el mayor arquitecto de todos los tiempos, confundido con un sintecho los últimos días de su vida. El funeral de Antoni Gaudi i Cornet, cinco días después del atropello, fue multitudinario y seguramente acudiría algunos de aquellos que no se molestaron en auxiliar a un simple vagabundo atropellado por un tranvía.

Toreros
Al margen de lo que opine uno sobre la tauromaquia, al torero se le puede reconocer valor, arrojó, valentía, recuperación, etc. Lo que sí no reconocemos en muchos de ellos es la inteligencia. Todos recordamos a Jesulín de Ubrique diciendo aquello de: <<dos palabras, im presionante>>. Pero no fue el único torero que nos legó su saber. Tala ante dijo una vez: <<El toro es un toro. El toro es… un toro, y amigo no puede ser… porque no habla, y… enemigo tampoco porque tampoco habla>>. ¡Ahí es ná! Otro matador de toros legendario andaluz, Joaquín Rodríguez «Gagancho», residiendo ya en México, alguien le propuso rodar una película. Pero para aprovechar las primeras horas de luz, era preciso filmar al amanecer. Al ser informado de esta exigencia, «Gagancho» denegó la oferta con una frase digna de sus mejores verónicas y estocadas: <<Negocio que no da para levantarse a las doce de la mañana, no es negocio>>. Pero la anécdota la protagoniza Rafael Guerra Bejarano, más conocido en su entorno como Guerrita. El autor de frases tan elocuentes como «Ca uno es ca uno» o «lo que no pue sé no pue sé y ademá es imposible», conoció un día a Don José Ortega y Gasset. Guerrita, que de leer más bien poco, preguntó al filósofo a qué se dedicaba cuando les presentaron. «Soy filósofo», respondió el autor La Rebelión de las Masas. Como el maestro puso cara de desconcierto, Gasset aclaró: «Me dedico a pensar». Entonces, Guerrita, sin inmutarse, exclamó: <<Desde luego, ¡hay gente pa tó!>>. Es lo que tiene la curtura.

Thomas Alva Edison
¿Qué sería de nosotros sin la luz eléctrica? Hasta ahora se pensaba que se lo debíamos al genial inventor y empresario norteamericano pero recientemente se ha sabido que parte de su equipo incluía un grupo de detectives que se infiltraba en la Oficina de Patentes y después él y los técnicos a su cargo pulían los defectos de las ideas más interesantes y las perfeccionaban para mostrarlas como ideas originales. Vamos, como los chinos en la actualidad. Apodado «El mago de Menlo Park», Edison fue uno de los primeros inventores en aplicar los principios de la producción en cadena y el trabajo en equipo a gran escala al proceso de invención, motivos por los cuales se le reconoce la creación del primer laboratorio de investigación industrial. Parcialmente sordo y mal estudiante, el joven Edison fue rechazado en la escuela y comenzó a trabajar a los 14 años vendiendo periódicos. Cuando se murió, en homenaje póstumo, fueron apagadas las luces de varias ciudades durante un minuto. En Estados Unidos se le considera un genio, con más de mil patentes, pero su mejor invento fue convertir el oficio de inventor en un negocio rentable. Incluso el genial Nikola Tesla estuvo a su cargo durante un tiempo hasta que no aguantó más apropiaciones ilícitas de sus inventos y se estableció por su cuenta. Incluso llegó a patentar las perforaciones laterales que tiene la película de 35 mm cuando George Eastman se le adelantó en la patente de dicha película. Vamos todo un pirata inventor. La anécdota siguiente muestra su manera de ser a la perfección. Muy satisfecho de su residencia veraniega, Edison recibió un día a un amigo y este se quejó de la dificultad para abrir la puerta de entrada. ¿Cómo era eso posible en casa de tan genial inventor? Al preguntarle a Edison eso mismo este le respondió que la dureza de la puerta tenía su explicación. La puerta estaba unida a un hilo y aquel hilo movía un mecanismo mediante el cual cada vez que alguien venía a visitarle, con el esfuerzo de abrir la puerta, sacaba del pozo del jardín algo así como 110 litros de agua. Todo un listo este Edison.

Santa Claus
El famoso Papá Noel está inspirado en San Nicolás, o Sinterklaas en nórdico. 
San Nicolás fue un obispo que vivió en el siglo IV. Al morir sus padres repartió toda su fortuna entre los pobres y se fue a vivir a Myra (en la actual Turquía), donde sería consagrado obispo de una forma muy curiosa. Dice la leyenda que varios sacerdotes y obispos se encontraban discutiendo sobre quién sería el futuro obispo, pues el anterior había fallecido. Al no ponerse de acuerdo, se decidió que fuera el próximo sacerdote que entrase en el templo, que casualmente fue Nicolás de Bari. Pero fue Washington Irving (Manhattan, Nueva York, 3 de abril de 1783 – Tarrytown, Wetschester, Estado de Nueva York, 28 de noviembre de 1859) quién convirtió a San Nicolás en Santa Claus, un nombre más fácil de pronunciar y recordar que Sinterklaas. Otros escritores de habla inglesa del siglo XIX dotaron al mismo personaje de una casa en el Polo Norte, un trineo tirado por renos y una fábrica de juguetes. Entre 1800 y 1900, Santa Claus vestía de maneras muy diversas, sin sentir predilección alguna por ningún color. En 1869, Thomas Nast, un dibujante famoso, le escogió un traje de color rojo, y la propuesta fue calando hondo, hasta que una empresa entonces en expansión, Coca-Cola, encargó al pintor Haddon Hubbard Sundblom que remodelara la figura de Santa Claus. La primera versión de esta nueva imagen apareció en 1931 y era exactamente el Santa Claus que conocemos hoy. Como curiosidad decir que para los nórdicos Sinterklaas no vivía en Laponia, sino que vivía cerca nuestro, en el sur de España.

Jaques Monod y Jérôme Lejeune 
Jacques-Lucien Monod fue un bioquímico francés, ganador del Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1965, compartido con François Jacob y Andre Lwoff, por sus descubrimientos referentes al control genético de la síntesis de enzimas y virus. Su homólogo, Jérôme Lejeune, también fue médico genetista, y también francés, y está considerado como el padre de la genética moderna. Lejeune descubrió, entre otras cosas, que el síndrome de Down se debe a la presencia de un cromosoma de más. Ambos protagonistas se encontraron en un debate de la televisión francesa, donde Jacques Monod a favor de la interrupción del embarazo por enfermedad o malformaciones del feto, fue sorprendido por Jérôme Lejeune con un dilema en este sentido. Lejeune le planteó la siguiente hipótesis: <<Un padre sifilítico y una madre tuberculosa tuvieron cuatro hijos: el primero nació ciego, el segundo murió de cáncer, el tercero nació sordomudo y el cuarto contrajo la tuberculosis. La madre quedó de nuevo embarazada. Señor Monod, usted ¿qué hubiera hecho?». Monod respondió con total seguridad: «Desde luego, yo interrumpiría ese embarazo». El hábil Jérôme Lejeune le contestó así: «Entonces, tengamos un minuto de silencio. Usted hubiera matado a Beethoven».

Isaac Asimov
El padre de la ciencia ficción fue escritor y profesor de bioquímica en la facultad de medicina de la Universidad de Boston. De origen ruso y nacionalizado estadounidense, Asimov cuenta en su haber con más de 500 volúmenes firmados y unas 9000 cartas o postales. Según Asimov hace 100 000 años la población humana rondaba los 10 000 adultos; 90 000 años después, la Tierra ya daba cobijo a 6 millones de seres humanos (algunas fuentes indican 8). En el año 1000 d.C. la población mundial era de unos 250 millones de habitantes (o 310). En 1800, la cifra aumentó a 978 millones de habitantes. Un siglo más tarde, éramos 1 650 000 000. Cincuenta años después, 2 629 000 000. Treinta años a continuación, 3 692 492 000. En 1973, Isaac Asimov profetizó: <<Si hay quienes ven un escape en la emigración a otros planetas, tendrán materia suficiente para alimentar esos pensamientos con el siguiente hecho: suponiendo que hubiera 1 billón de planetas habitables en el Universo y se pudiera transportar gente a cualquiera de ellos cuando se estimara conveniente, teniendo presente el actual ritmo de crecimiento cuantitativo, cada uno de esos planetas quedaría abarrotado literalmente y solo ofrecería espacio para estar de pie allá por el año 5000. ¡En el año 7000 la masa humana sería igual a la masa de todo el Universo conocido!
Evidentemente, la raza humana no puede crecer durante mucho tiempo al ritmo actual, prescindiendo de cuanto se haga respecto al suministro de alimentos, agua, minerales y energía. Y conste que no digo «no querrá», «no se atreverá» o «no deberá»: digo lisa y llanamente «no puede»>>. Asustan estas cifras. Lo cierto es que si no se pone remedio al aumento demográfico en poco tiempo habrán desaparecido bosques, agua potable y nuestra fauna. Para que luego digan que las guerras no sirven para nada.

Bruno Cardeñosa
Bruno Cardeñosa Chao (Orense; 18 de octubre de 1972), es un periodista y escritor español. Desde el 2007 dirige y presenta el programa La Rosa de los Vientos de Onda Cero y es director de la revista Historia de Iberia Vieja. Todos recordarán que a finales del año 2004 estalla el pánico por la gripe aviar. Durante meses no se habla de otra cosa. La Organización Mundial de la Salud llega a profetizar 15 millones de muertos. La pandemia parece inevitable. Ningún gobierno civilizado, con esperanza de ser reelegido, puede negarse a comprar cientos de millones de dosis de Tamiflu, el medicamento milagroso contra el temido virus. El valor de las acciones de la empresa Roche, propietaria del fármaco, crece hasta un 46% en solo un año.
Hoy, años después, ¿cuántos casos conocen ustedes de contagio de gripe aviar entre humanos? ¡Ninguno! Otro mal, el de las vacas locas, también nos tuvo en vilo durante un tiempo y no pasó nada de nada. Por el contrario, en 2007 murieron en el mundo 5500 personas a causa de otro tipo de gripe: la gripe normal; 1 369 000 por cáncer; 438 000 por diabetes; 274 000 por malaria; 250 000 por tuberculosis; 137 000 por hepatitis B, y eso sin contar los habituales millones por hambre y guerra. Según el Instituto Nacional de Estadística, en su estudio del año 2005, fallecieron en España un total de 1428 personas a causa del sida, otro gran miedo humano. No obstante, en el mismo estudio, las muertes por infartos fueron 126 862, y las causadas por tumores cancerígenos, 100 189. Por enfermedades respiratorias, perdieron la vida 40 056 y por azúcar en la sangre 3520. Como dice Bruno Cardeñosa: <<Los datos son rotundos: tenemos cien veces más posibilidades de morir por culpa de un fallo en el corazón que por un fallo —con perdón— en el condón…>>.

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